Me parece mejor cuando evadis los lugares comunes (esta 'crítica' a su vez es un lugar común, lo que no implica que no pueda ser correcta, maybe). ser no absolutamente solemne quizás sea un buen modo de evadirlos. mejor -y muy bueno- cuando el hijo lee a los padres un poema sobre el amor absoluto que el absolutismo llano y comunesco donde se inicia el relato: el amor mata, el alcohol también, y la mezcla de estos dos elementos más todavía. La prosa atrasa un poco, creo, el pasado en tercera costumbrista tiene cierto aire a los sesenta que me aleja un poco. La ironía lo acerca a los noventa/oo y por eso me gusta (porque fumo y soy moderno). El Chiqui era más noventoso/siglo veintiunero posmo y por eso me (nos) gustaba mucho. Muy bien escrito, claro, pero esto de los referentes me parece importante, no hablamos de plagiar pero sí de tener en la cabeza a nuestros escritores de cabecera (referentes, dijeron algunos verborrágicos gritones, yo, borracho de un ego totalmente imaginario, una noche más). Coetzee, Capote, Ford, Pennac, Baricco, O'Toole, Saer, Arlt, Puig, Auster, Bolaño (repito Bolaño: tu -nuestro- escritor/novelista preferido). Elige tu propia aventura, multiple choice. ¿A quién se parece esta novela? ¿En qué línea te ubicás? ¿En qué tipo de personajes, mundo, estética, relato, estructura estás pensando? ¿Bolañesco, almodovariano, coetziano? Estos capítulos de novela los siento como de alguien que escribe muy bien (posta), que se ve que laburó y maneja muchas cosas pero pareciera que nunca leyó a los grandes escritores contemporáneos (que en mi imaginario -en ciertos casos compartido- una parte importante son los de la lista). Bueno, intentando, como siempre, aportar leña y pólvora para el debate, el ruido y el espamento,os envía un abrazo
PD: Releyendo esto me da cierto je ne sais quois, es una crítica bastante chota y no sé desde qué lugar la hago, pero bueno, si no jugamos a ser 'escritores' y a criticarnos como tales (y desde tales), nunca nos acercaremos a nada, supongo. De todos modos, no puedo evitar sentirme un poco (bastante) la Amalia Granata de la película, insoportable cabecita criticona -cerebro de tacho engreído- que es como yo, no es nadie, se la pasa criticando, es demasiada kantiana aunque se hace la moderna (ah, no, ese es un blogger amigo), y, al igual que moi, es sólo un cuerpo bonito. Pero bueno, uno hace lo que puede (o da lo que espera recibir). Sádicos & masoquistas, si los hay, entre nosotros, los talleristas tercermundistas.
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