Neurosis digital o autismo positivista

viernes, 25 de septiembre de 2009

Fontela

7 am

despertarse
articular con dos o tres bostezos que
rompan con el lazo onírico
ir hacia el baño
y zambullir la cara en el inodoro
penetrar en la rutina
que la mañana tenga
la sensación de un tobogán


Party

otro cumpleaños más que se esfuma:
fecha en el calendario
que huele a tesoro escondido

soy arquitecto
sé construir casas
pero no llenarlas de filosofías budistas

despierto
luego de que la luz del mediodía me
raje la cara como si fuese una motosierra
los cuartos tienen la impresión de haber
pasado por un alzamiento revolucionario
una de las paredes
tiene escrito un graffiti en violeta:
"abajo la dictadura heterosexista"

el cotillón
diseminado en el piso
con expresión de soldado herido:
cruces de un cementerio
entre las que reposa una chica
sobre un colchón de vómito

pienso en qué momento
la noche nos absorbió en su delirio
en qué momento esto se convirtió en una
fiesta teenager de punk rock californiano
pero los recuerdos
son como una película velada

no sé si despertar a la chica
si ponerme a ordenar
o si simplemente hechar kerosén y
prender fuego todo

me hubiera gustado levantarme a la mañana
tomar el desayuno con mi esposa
con mis hijos
mientras ojeo los
estúpidos suplementos del diario
pero sólo sé construir casas
y no llenarlas de contenido

lo mejor creo será ir a dormirme otra vez
teniendo suerte quizás
que la chica se levante
con ganas de hasta quemar el cielo

(La profundidad de la piel, Facundo Fontela, Ediciones me corto sólo, 2009, Buenos Aires).

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Procrastination

Como siempre, los norteamericanos inventan el problema y la solución.
Ayer, la bomba nuclear; hoy, procrastination.



Gracias a la compañera Peruani por el link.

Y hablando de procrastination, terminé leyendo esta simpática y novedosa revista.

martes, 22 de septiembre de 2009

Adaptation



Moret y Bastiana Films adaptaron un cuentito mío. Sensaciones encontradas. Como en todo debut. Me gusta la frescura y los momentos de libertad.

lunes, 7 de septiembre de 2009

La moda Auschwitz, o el paradigma de la ultradelgadez



Trato de sobrellevar el domingo con mi nuevo zapping, yendo del papel al monitor. Diarios, revistas, libros, subo una escalera, y blogs, diarios.com, programas de redes sociales, mails, websites. Vuelvo a la cocina: mate y revista palermitana que se parece a Inrockuptibles pero es de distribución gratuita. En una de las publicidades, me asombra el cuerpo de la modelo semidesnuda que promociona una nueva marca de ropa. Ya había visto otras publicidades similares pero la sensación -algo moralista, ok- es similar a la de la televisión: si podemos pensar a la massmedia como suerte de caleidoscopio del mosaico social, los síntomas que arroja son cada vez más patológicos (qué higienista me agarró el final del fin de semana!). En relación a eso, también me asombra la imprecisión de mis amigos al usar el adjetivo gordita/gordito. Fuera de que todos mis amigos consideren 'gordita' a Cristina Ricci (y a toda mujer no ultradelgada), el otro día jugamos un partido de fútbol (nos dieron un pesto bárbaro, by the way) y mientras volvíamos en auto un amigo dijo: claro, el gordito que jugaba de nueve. ¿Qué gordito? Salvo que todos en el auto seamos gordos, no sé en qué universo de sentido el delantero era 'gordito'. Ok, tal vez vaya menos al gimnasio que sus musculosos compañeros de equipo, pero de ahí a excedido de peso tenemos cientas de parrilladas libres. En fin, me quedé sin cigarillos, llueve, y quería decir eso: casi nadie asocia personas sexies con la gente que vive sublimando su angustia a través de hamburguesas aceitosas pero tampoco nos volvamos la SS de la grasa. Me gusta el look andrógino-cadavérico pero no cuando empieza a recordarme a la estética de los sobrevivientes de los campos de concentración en los primeros meses de la posguerra.

(Una versión un toque más larga acá).


El graffiti como denuncia de género

A una adolescente pobre que vuelve de la disco

Es obvio que venís de la disco.
Anoche fuiste Deneb dando giros
en el centro de la pista y ahora
no sos más que una supernova
un tanto apagada, entre el amanecer
podrido de más allá de la ventanilla
del colectivo.
Seguramente, durante la madrugada,
fuiste un objeto recurrente
para manos un tanto tercas,
con ideas fijas.
Ahora que el rouge se corre
y da un aspecto mañanero y desprolijo,
pensás en los besos zarpados que recibiste
y un poco sonreís para adentro.
Tal vez no lo sepas pero la intoxicación
con alcohol de anoche te subirá
a la cabeza más tarde, cuando despiertes
y al tiempo de orinar en el baño, vayas
armando el rompecabezas de las escenas
de la noche anterior.
Finalmente vas a sacarte las medias
y después el pantalón, pero antes
de acostarte, vas a recordar algo, entonces
vas a ir semidesnuda en puntas de pies
hasta la cocina para tomar un vaso de agua.

(en La Prefabricada, Julián Bejarano, Colección Chapita, Buenos Aires, noviembre del 2008).