Neurosis digital o autismo positivista

miércoles, 6 de agosto de 2008

Mensajito

Bajísimo nivel de comments. En fin, no hay mal que por bien no venga.

Leo a Zizek, del que me estoy haciendo algo adicto (esa lúdica combinación de lacanianismo para principiantes con marxismo posmo-light amenizado con mucho chiste esloveno, anécdota, ejemplos de películas, cuentos y novelas, es bastante entretenida): "el deseo del Otro sólo puede prosperar en la medida en que el Otro continúe siendo un abismo indescifrable." (El títere y el enano, el núcleo perverso del cristianismo, p. 86).

El lunes, después de otra ajustada victoria en el fútbol y algunos incidentes en el final que no vienen al caso, recibo un mensaje en el celular:

-hola, estaba pasando los números porque cambié de celular... ¿qué hago? borro el tuyo?

Aprovecho el momento de alta sociabilidad y lo comento entre amigos.

Gana la opción: -¿quién sos?


Al otro día me despierto con la certeza de que sólo puede haber una persona en el planeta que escriba esa clase de mensajes. Pero al rato pienso en otra opción. Tengo dos sospechosos (por suerte varios de mis familiares no tienen celular o no lo están cambiando así que quedan fuera de las opciones).
¿Quién puede mandar un mensajito para preguntar te borro? Alguien sádico. Pienso en escribirle al anónim@ otro mensaje: sí, borrá, borrá todo. Debe ser alguien republicano con un toque soviético. Un stalinista, si fuese varón, o una mezcla de Anna Kournikova y Bush si fuese mujer.

A la tarde me llega otro mensaje:

-ups, definitivamente lo borro.

Respondo, enojado:

-Y sí.

Dos días después llega otro mensaje:

- uh, qué mala onda. Soy Claudia, nos conocimos en el verano. ¿No da para vernos?

Como suele pasar, me equivocaba (pensamiento similar pero diferente al que utiliza Q: 'una vez más, tenía razón': diferentes estrategias para enfrentarse a la inseguridad ontológica). Supongo que muchas veces la diferencia entre sádico y masoquista es bastante sutil (hablo de la chica, no de Q ni de mí, aunque... en fin). Mientras sigo ordenando mi habitación y escuchando un 'mezcladito' (Strokes, Massive Attack, Chavela Vargas, etc.), pienso en mi respuesta: el candidato A, cuyo segundo nombre es Silencio, va primero en las mediciones. Al rato, obsesionado con llegar al grado cero del orden, o al menos con poder tener un cuarto 'agradable para estar', encuentro en un cajón un papelito con mi letra de la primaria (qué poco evolucionó mi letra! sigue siendo una mayúscula child-pre-teenager). El papelito dice: busco novia linda, inteligente, buena y deportista. Lo de buena es algo ingenuo y naïf, pero... ¡deportista! ¿Qué tenía en el cerebro? ¿Manteca de maní? Ahora podría poner eso en un aviso por internet como eufemismo, pero a los once años no. Aunque si pienso que yo hasta mi adolescencia, era, en efecto, deportista, es totalmente lógico. Años después, más cercano a mi 'ahora', pensaba en ' busco chica lectora' (ahora aclararía: y no-paralítica). Lo que pasa con los años es que uno va bajando las aspiraciones. De deportista a lectora. En fin. A nivel ideal, pasé de Kournikova a Simone de Beauvoir (Sarlo sería nuestra versión local). Si cambié el club por la biblioteca, también tiene lógica que no aspire o 'desee' a una nadadora que compita en las olimpíadas (con la que podría probar tener sexo acuático y seguro que sería simpático, pero no creo que el diálogo fluya demasiado). Sigo ordenando. Encuentro en el fondo de un cajón algunas categorías escritas en marcador faber-castell: calsoncillos (no nací con buena ortografía); calsoncillos para salir; medias; medias para salir (qué obsesión con salir!) y, la categoría que más me sorprende: cinturones y tiradores. Como siempre tuve una letra de mierda, tengo que hacer un gran esfuerzo para deducir que lo que dice ahí es tiradores. ¿Qué fue de aquella banda llamada A-tirador láser de algún hijo de Spinetta? En fin, ¿cuántos tiradores tenía para destinar un espacio del cajón? ¿Y cinturones? Supongo que cinturones dos y tiradores uno (o cero, pero la justificación de la creación de la categoría ya sería patológica). En fin, supongo que por eso no me gusta ordenar mi cuarto: en vez de tomar mate y leer a Zizek (y hacer 'face' ante mi mismo, o de pensar ok, soy un idiota, pero al menos me esfuerzo por mejorar un poco), ponerme a revolver 'inscripciones' del pasado, en fin, no es siempre demasiado agradable.

Al rato otro mensaje:

- uh, qué mala onda. Soy Claudia, nos conocimos en el verano. ¿No da para vernos?

Sigo ordenando y pensando qué contestar. Tengo claro que no quiero verla, pero uno tiene ese costadito católico (influencia últimamente, valga la 'paradoja', de algún amigo judío) de no querer herir al prójimo y todo eso. Qué mondo difficile.

Al minuto otro mensaje:

- uh, qué mala onda. Soy Claudia, nos conocimos en el verano. ¿No da para vernos?

Pucha. Qué poca confianza en el celular (o al menos en su variante escrita).
Tres veces el mismo mensaje en menos de un minuto.
Podría responder:

- Sí, dale, encontrémosnos. Te espero con un chaleco para el frío en la puerta del Moyano.

Una vez por año entiendo a esas chicas que no me contestan los mensajes.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Jota, ojo que la Sarlo es deportista, yo hacía gimnasia junto a ella y la veía después irse raqueta en mano a jugar al tenis.

Me reí mucho con tu ordenamiento habitacional.

Anónimo dijo...

cinco salieris, amigo.

carla dijo...

"Dos días después llega otro mensaje:

-uh, qué mala onda. Soy Zizek, nos conocimos en el verano. ¿No da para vernos?"

Muppets de Balcón dijo...

Genial. Todo el post y el mensajito.
Besos!