En Ecuador se acaban las matemáticas duras para calcular cuánto salen las cosas y volvemos a los dólares. Easy. La gente es más seria y menos dada pero está bien, tampoco cambia tanto. Colombia es muy lindo y la gente también salvo por un pequeño detalle: el 98% de la población son católicos, lo que convierte al hermoso país caribeño en una nación de Flunders. Me gusta Colombia, pero extraño a Homero y a Burney.
Paso la frontera Colombia-Ecuador con un suizo muy pulcro y perfeccionista. Después del huracán caleño, supongo que ambos extrañamos esa implosión de vida, pero poco a poco nos vamos acostumbrando a nuestros habituales humores europeos-porteños. Serios y algo apesadumbrados por salir de Colombia, el humor comienza a emerger. La mochila de Johann es grande, suiza, dividida en mil compartimentos, ultra-ordenada. Yo, sucio, con una mochila sucia y desordenada, una remera que no me cambio hace tres días (necesito un laundry), soy su némesis. Estamos en un ciber en Tulcán, minutos antes de tomar un bus a Chical (su tío, que vive acá, lo recomendó) y me dice: te envíe un e-mail, en ese robótico acento europeo. Pausa. Sí, ya voy, le digo. Alternamos el inglés y el español de modo aleatorio (todos queremos practicar el idioma ajeno). Voy a tomar una cerveza, dice, te espero en la estación. Okey, dale, ya voy. El mail que me mandó hace unos minutos es este (creo que yo también necesito una cerveza). Bueno, de última, si me raptan las Farc y sobrevivo, escribo un best seller de crónicas. O una novela. En la frontera colombiana hay un poster estilo 'buscados' (wanted) y las fotos de generales y coroneles de las Farc. Algunos están tachados en birome azul o negra con una x. Desmovilizados o muertos o presos, quién sabe. Pero casi todos parecen tener cara de buenos.
Frente a Chical predominan las FARC
Chical es un pequeño poblado que está a 102 kilómetros de Tulcán. La carretera entre la capital carchense y esa parroquia permite el ingreso de ciudadanos colombianos a más de 20 comunidades del país vecino. En los sectores de Tallambí, Chica Andina, Nulpe, entre otros, frente a Chical, tiene predominio la guerrilla colombiana de las FARC. En esos sectores no existe presencia policial ni militar.
Desde hace tres años han sido identificadas en esas jurisdicciones vecinas plantaciones de coca, razón por la cual el Ejército ecuatoriano asentado en los destacamentos de Maldonado y Chical ejerce estrictos controles para evitar el ingreso de cemento, gasolina y otro tipo de precursores utilizados para el procesamiento de la coca. (VM)
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