Neurosis digital o autismo positivista

miércoles, 25 de febrero de 2009

Cali

Llego a la madrugada. En la terminal veo a un joven gringo mochilero y le pregunto si podemos compartir taxi. Paga él. So hostal aparece en la Handbook South American guide (una especie de lonely planet). Me pongo quisquilloso con el hostal (no tiene tantas facilidades como el bogoteño y sale igual), a la mañana recorro el Centro y encuentro hostilidad: lleno de vendedores acechándote, no termino de acostumbrarme a eso. Pase, pase. Siga, siga. A la orden (que es como para servirle). Siento que soy el único turista y todos me miran, saben que tengo más dinero para gastar que el resto. Pero ya casi no tengo plata y el Centro es similar al porteño: cemento, smog, lleno de gente. Mal, quiero irme. Vuelvo a mi barrio palermitano-norteño, Granada, donde todo es más tranquilo. Llamo al primo de un amigo de una amiga. A la tarde me pasa a buscar en auto con su novia y una amiga. Estoy conversando con un suizo en el hostal y deciden invitarlo. Les da pena que esté solo. Recorremos los miradores y un lugar típico lleno de negros donde preparan los mejores raspados. El raspado no es una de las modalidades del aborto sino un jugo-licuado-ensalada de frutas con leche condensada. Sólido. Y con quince frutas distintas, de las cuales diez no recuerdo el nombre. Algo parecido al maracuyá pero distinto. Esa es afrodisíaca, dicen. Para hoy nos invitaron a una clase de salsa en la universidad autónoma. Habrá que ponerse los zapatitos de baile, y al día siguiente empezar a preparar las valijas. Extraño Buenos Aires. Extrañaré Colombia.

1 comentario:

Ana Celia dijo...

Hola es la primera vez que comento aquí, soy argentina , viví desde 11 años en Caracas, un poco en Maracaibo y Caracas otra vez y cuando llegué al colegio por primera vez un chico de mi edad me habló usando el "vos" como los argentinos, me fuí llorando a mi casa pensando que se burlaban de mí pero co, era Colombiano, de Calí y allí hablan así como nosotros.