Neurosis digital o autismo positivista

sábado, 28 de febrero de 2009

Interview to Kim in Calidad Hostal, Cali



Kim is a korean girl travelling for one year by America. She uses this page to search information, it's like the google for South Korea. She makes drawings and this is her blog. As we almost don't understand talking in english (different accents, and both not very good pronunciations) I'm going to interview her writing. I'll write the questions and she, in the same keyboard of the same computer, sitting next to me, will write her answers.



So, what are your favourite places of America?

Kim: Canoa, in Ecuador, the reason why I like this small town is, it makes me feel the SURF.

Me: What's feel the surf?

Kim: ummmm. in the pacific ocean, the surf is very strong...I mean waves, and .. it so , how can I say, can make me watch and listen to the SEA like first time. Is that enough answer?

Me: Yes, thanks. And you studied filmmaking and in Buenos Aires there are a lot of korean movie's fans. What's your top five of asian movies?

Kim: ummmmm. First, The memories of murder(JunHo Bong), Palwolui Christmas (1998)
... aka Christmas in August (JinHo Hur)which is my best, Janghwa Hongryun(Jiwoon Kim), sorry I can´t remember all the english title maybe I'll tell you later.

Me: Did you watched or read some film or argentinian novel/book?

Kim: Not actually, I just read "Motorcycle Diaries" and watched "Evita" sorry that's all. but I love the movie "Happy together", which was filmed in Buenos Aires. but you taught me a lot of movies, so I really want to watch thoes films.

Me: And your top five of asian novels?

Kim: Listen to the wind's song,(Murakami Haruki's first novel) amd Sheep chasing(murakami haruki), GO (kaneshiro kazuki), Tae_baek_san_maek(JeongRae Jo), and Coin Locker Babies (my best in his books)Murakami Ryu, that he is more famous in Japan than Murakami Haruki.

Me: How was until now your itinerary?

Kim:

NRT_airport in Tokyo

LAX_airport in Los Angeles

JFK _airport in New York_7 days

LIMA _4 days

CUZCO(P)_4 days

Ollantaytambo(P)_1 day

Matsu pitsu(P)_ 1 day

PUNO(P)_ 2 days

Lake Titikaka(P)

Amantany island(P)

Tranquill island(P)

TACNA(P) : cross boder by train _ 1 day

ARICA (CH) _ get to love being in beach_2 days

LIMA:miarofloes(P) _sleepless night_ 1 day

Trujillo(P) _ night bus

Tumbes(P) _ night bus

Machala(E) _ ninght bus

Quito(E) - Ryn, saw Curious case of Benjamin Button twice, which makes me feel and deeply cried _ 4 days

IBARRA(E) _ 1 day

SAN RORRENZO(E) - premera ves _ 1 day

ESMERALDA(E)

SUA(E) - scream of children, which I hated_ 1 day

CANOA(E) - wave , which I wanted to stay more, but lack of cash_ 1day

MANTA(E) - petty robbery _ 1day

MONTANITA(E) _ 1 day

GUAYAQUIL(E) _ 1 day

CUENCA(E) - Neil _ 3 days what is essential is invisible to the eyes.

AMBATO(E) _ toro ball _ 2 days

Tena(E) _ waterfall and butterfly_2 days

quito(E)_ couldn't see basilica, met lady in embassy, who suggest me just to keep going. _ 1 day

tulcan(E)_ sleeping in the border line, in a police car(patroll?) _ 1 day

Ipiales(Col)_ take a bus to popayan, made first bargain when negotiated bus fare, met senora maria, another rich lady, who bought me big lunch, a guy who gave me various coins of colombia for just a souvnier, a guy wanting to practice English.

popayan(Col) _ wanted to talk with little bit more, but couldn't hold it, which makes me little bit uncomfortable. do I need to do? or just let it go. _ 1 day

cali(Col)_ zoo, slumdog millionare, judo class, depressed me so much because of me using such an awaful japaness, _ 1 day? can't force to get it, so uncomfortable to be outgoing.

Me: And which are the first five words that appears to you when you think in Latin America?

Kim: I wanna be with you.

Me (smoking my last cigarette): Me too I wanna be with you.

... And with Argentina? Five words?

Kim: Be realist, but dream impossible. (NO thanks, HA HA Ha)

Me: Well, another misunderstanding, different accents in our imperfect english. But, we in Buenos Aires believe a lot in psicoanalisis, like the hole Sigmund Freud's stuff, so I want to believe that maybe it's was your inconscient talking.

Kim: yah.. right. Maybe I didnt want to make myself understood.. Quizas?

Me: Like the song of the In the mood of love's soundtrack says, quizás, quizás, quizás... well, last question, going back to cinema: why is a kidnapping and revenge in so many korean movies?

Kim I´m not sure, but in korea actually kidnapping is very unusaul, which means our country is quite safe place to live, so that´s why we are so afraid of kidnapping, maybe it´s because of our strong relationship inside family, I´m not sure, before you talked to me, I didn´t notice that, thanks for making me think.

Me: Thanks very much to you, Kim. Please to meet you. And I hope that we can share another moments (talking or whatever) in another city.

kim: Thank you for sharing coffee, amd inviting to nice party. And lots of lists of books and movies as well. Have a nice amd safe trip.

Me: Well, you too. But not too safe. I really want to be kidnapped by a korean girl like you.

miércoles, 25 de febrero de 2009

Cali

Llego a la madrugada. En la terminal veo a un joven gringo mochilero y le pregunto si podemos compartir taxi. Paga él. So hostal aparece en la Handbook South American guide (una especie de lonely planet). Me pongo quisquilloso con el hostal (no tiene tantas facilidades como el bogoteño y sale igual), a la mañana recorro el Centro y encuentro hostilidad: lleno de vendedores acechándote, no termino de acostumbrarme a eso. Pase, pase. Siga, siga. A la orden (que es como para servirle). Siento que soy el único turista y todos me miran, saben que tengo más dinero para gastar que el resto. Pero ya casi no tengo plata y el Centro es similar al porteño: cemento, smog, lleno de gente. Mal, quiero irme. Vuelvo a mi barrio palermitano-norteño, Granada, donde todo es más tranquilo. Llamo al primo de un amigo de una amiga. A la tarde me pasa a buscar en auto con su novia y una amiga. Estoy conversando con un suizo en el hostal y deciden invitarlo. Les da pena que esté solo. Recorremos los miradores y un lugar típico lleno de negros donde preparan los mejores raspados. El raspado no es una de las modalidades del aborto sino un jugo-licuado-ensalada de frutas con leche condensada. Sólido. Y con quince frutas distintas, de las cuales diez no recuerdo el nombre. Algo parecido al maracuyá pero distinto. Esa es afrodisíaca, dicen. Para hoy nos invitaron a una clase de salsa en la universidad autónoma. Habrá que ponerse los zapatitos de baile, y al día siguiente empezar a preparar las valijas. Extraño Buenos Aires. Extrañaré Colombia.

sábado, 21 de febrero de 2009

Bordeando la matrix



Un fotógrafo alemán que trabaja hace quince años para Efe Colombia. Alto, pelo largo rubio y canoso. Post hippies. Una bogoteña que se cae de la silla donde está sentada. Otra a la que sacan de un bar inconciente. Ron, aguardiente, Johnnie Walker y cerveza. Y un atado de Piel roja sin filtro. Otro fotógrafo europeo que le saca fotos a las novias modelos de los narcos hasta que está con una. Nadie se entera, pero él se persigue y pasa tres días corriendo por la selva, escapando de sus imaginarios perseguidores. Quizás todo perseguidor siempre sea imaginario. Un filipino con rastas que da clases de buceo y habla del camino austral, al sur de Chile, con fascinación. Y de unos suizos que hacía veinte kilómetros cada día, para disfrutar del paisaje. Este es el camino y el desvío. Una socióloga bogoteña que trabaja en la administración de mi hostal y tiene un novio antrópologo que me indica cómo llegar al barrio La Soledad. Un austríaco de cincuenta años que tuvo que acompañar al mismo tiempo a uno de sus mejores amigos y a su hermana peleando contra el cáncer. Se salvaron, pero él salió del hospital y se compró un pasaje en barco Hamburgo-Buenos Aires. Dos meses en un barco de carga atravesando el atlántico por dos mil euros. Mil por él y mil por el jeep. ¿A qué te dedicás? A nada. A viajar. A recorrer latinoamérica con mi jeep. A veces, como en Río, el hospedaje del jeep me sale varias veces más que el mío. Pero voy por donde quiero y a la velocidad que quiero. Si estuviese casado y tuviese trabajo e hijos no podría estar acá. Pelo largo canoso y cerca del metro noventa. Los europeos perdidos en latinoamérica se parecen. La mirada oscurecida y cansada por haber visto demasiadas cosas, como replicantes blade runner que saben que la vida es demasiado corta para trabajar todo el tiempo. Una mesa en un patio con dos mochileros de Seattle (uno que habla como cordobés porque hizo un intercambio allá), dos de San Francisco, una pareja de australianos flaquísimos y altos y yo. Uno de Seattle dice cuando yo era chico un día vino mi viejo y me dijo acabo de perder un millón y medio de dólares en la bolsa. No tenía idea de cuánta plata era eso pero me quedé pensando y le pregunté: eso es mucha plata, ¿no? Y mi abuela me regalaba cada año cien dólares en acciones. Uno dice que apartó diez mil dólares para este viaje, vendió todas sus acciones antes del crack así que está viajando con plata regalada. Plata quemada en Johnnie Walker y aguardiente antioqueño. Entiendo una pequeña parte de lo que dicen pero comprendo que hablan sobre la bolsa y el mercado. Después hablan de Belize, todos estuvieron allá, uno incluso tiene un tío ahí. Bogotraxx, o la mejor fiesta electrónica de mi vida: un antro con samples de Marley, Beastie Boys y otras cosas mientras en una pared se reproducen secuencias de imágenes en loop, al ritmo de la música. Todos bailan y toman aguardiente. Una secuencia es: Mickey Mouse, un big mac, un billete de un dólar y la sombra de una -la- mujer. La síntesis del mundo en cuatro imágenes que se superponen entre sí. Muchas chicas que me miran con curiosidad. Una a la que le digo soy argentino y me dice no me interesa de dónde es. Un estudiante de un pueblo del interior que me acompaña varias cuadras hasta el bar Candelario. Se llama Jeison y está más solo que yo. Le pregunto qué va a hacer el fin de semana y me dice que nada, que todavía no empezó la facultad así que por ahora no tiene amigos acá. Jeison o esperando para nacer en Bogotá. Una chica de Alaska encerrada en un hostal por su estricto padre republicano. Un tal Ricardo, de Austin, Texas, que habla de una amiga de Björk que vio en vivo en New York y le rompió el cráneo. Ricardo vive hace un año y dos meses acá, está obsesionado con Macedonio Fernández y Borges le parece un huevón lleno de falsedad. Un bogoteño diseñador gráfico que llora porque un amigo lo insultó y como está en mi mesa trato de consolarlo. Eres un huevón de mierda. Un marica hijo e puta. Los bogoteños se insultan y me miran. Elijo no opinar por una vez. Un bogoteño nacionalista que dice que antes de conocer otros países quiere conocer bien Colombia. Una negra de cuarenta años que parece de treinta, tiene una hija de veinticuatro con más arrugas que ella y acierta las edades de todos con una asombrosa precisión. Quisiera be shining on her crazy diamond pero you can't always get what you want. Una paisa que estudia administración en la Nacional y cada dos frases me dice marica. Es fanática de Fito Páez, y lee a Hesse, a Benedetti y habla con fascinación autista de Rayuela. Cómo perder la libido en un minuto y medio. Es linda pero demasiado estúpida. My libid is dead. Le digo que entiendo que marica es como boludo, pero que igual podría usar menos la expresión conmigo porque no termino de acostumbrarme. Claro, marica, como quieras. Le digo que a Fito lo secuestró una banda que había visto demasiadas veces Doce monos y que en su lugar pusieron a un doble con cerebro de mono. Fito ya no es más Fito. Fito is dead. El verdadero Fito vive en una isla desconocida de Colombia, sigue teniendo el pelo largo y le gusta el rock. Pero mi chica marica no se ríe y continua hablando todo el tiempo, así que digo voy al baño y me escapo por la ventana.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Bogotá

Estoy afeitado y tengo mi musculosa blanca. Soy Rocky IV: salgo de las tinieblas con mi mejor tapado y mis mejores joyas para volver al barrio.

Colombia es maravillosa. No en el nivel garcíamarquesiano y toda esa estética de mierda, pero tiene una energía alta y rara. Casi toda la gente es vital, alegre y amable.

Mi primer imagen de Colombia (de diez horas: Tipiales -frontera con Ecuador- a Cali): una camioneta -mini bus- yendo al palo en un camino pre-selvático entre montañas, curvas cada cincuenta metros o menos, mucho tránsito, una carrera suicida de autos y mini buses pasando camiones entre las curvas, ajustadamente, y en la radio un ballenato que dice "no/no/no voy a morir/voy a encontrar alguien que me sepa amar/y cuando vuelvas/no/no/no me encontrarás." El estribillo era no voy a morir y venía bien entre tanto camiones y bocinas entre curvas. Junto a mí, mi primer contacto con una colombiana. Ana, dos hijos, ama de casa. Y a la noche, un momento, digamos, afectivo, en el que no indagaré. Pero bien. Y a los costados de la ruta vacas, militares, negros pobres y negras solídisimas. Y llegar a Cali y subirme a un bus a Bogotá, y conversar con una hermosa chica que leía un libro llamado Conversaciones con Dios.
Ahora estoy en un hostal en el barrio La Candelaria, una mezcla de La Boca y Palermo, realmente muy lindo. Al salir de la terminal tomé un bus, y al bajar del bus un pibe, Carlos, estudiante de derecho, me acompañó a buscar hostal. En fin. Voy a aprovechar que el café es gratis y darme unas dosis de cafeína.

domingo, 15 de febrero de 2009

Quito & the rain

En Quito llueve sin parar hace varios días. El hotel es un micromundo. Mientras una japonesa tose en la computadora de al lado, pienso en lo que hice hoy: leer un librito mezcla de new age y chic-lit llamado Levantando polvo, manual de seducción para principiantes, de la española que vive en Colombia Eva Rey, aprender a jugar yogui, ajedrez chino, proponerle a mi fugaz maestro japonés de yogui que mejor lo dejemos y volvamos a jugar al ajedrez (donde yo soy el maestro, pero es más parejo). El yogui son unas fichitas tipo damas, todas blancas con algo escrito en tinta china. Caballo, alfil, rey, peones. Pero el problema que todas las fichas son iguales (algunas levemente más grandes que otras) y con un ideograma o lo que sea escrito en japonés. No toleré mi lento aprendizaje en el Yogui, la sensación de indefensión, la vida -el juego- sin ningún sentido claro. Esperar sentado a que la muerte -el japonés- te dé jaque mate, de alguna forma misteriosa.

A la tarde ver Terminator III y Boarding Gate, con la mejor dupla dramática que vi en mucho tiempo: Asia Argento y Michael Madsen. La escena que casi desemboca en el minuto de sexo entre ellos es antológica. Una ex pareja que se reencuentra con la certeza de que no pueden estar juntos. El sexo termina sin sacarse la ropa, cuando Asia usa el cinturón de Miles para ahorcarlo. El sobre ella. Y sí, la película termina en Hong Kong, así que en el hotel es un éxito. Acá la cajita dice Puerta de embarque. Y Asia Argento, bueno, qué decir. La vimos trabajar con Ferrara en una película futurista y nos enamoramos de ella y su tatuaje (y con Christopher Walken la dupla tampoco iba mal). Filmó dos películas como directora y actriz) y ahora la vemos bajo las órdenes de Olivier Assayas, uno de los invitados más interesantes que trajo el Bafici.

Y ayer vi Tiburón mientras tomaba café y fue un buen momento. El café me lo convidó un malabarista de Barranquilla que viaja hace cuatro años. On the road. Como no había azúcar, copié su gesto y le agregué banana al café. Tiburón, el gran debut spielberiano, tiene grandes momentos. El capitán y sus dos obsesiones: los tiburones y la bomba atómica, por ejemplo, y ese momento donde los tres, borrachos, se ponen a cantar en el barco después de comparar heridas de tiburón. Al final hago lo mismo que todos los veranos: ver muchas películas. Tiempos modernos, en especial la primera parte, tiene imágenes power. Aunque en la segunda parte empezás a extrañar a Buster Keaton, que era menos sentimental y nostálgico. Por momentos extraño, pero compartir la cotidianidad -la cocina y el living, ambos con carteles en japonés, inglés y español-, con algunos japoneses, puede ser simpáticamente raro. Todos vivimos con un promedio de cinco dólares diarios. De los cuartos sale el olor a marihuana. La gente deja la puerta entreabierta para no asfixiarse. La vida se vuelve liviana y etérea.

Mañana me voy de este hotel donde el tiempo parece no pasar.

Le agradezco a una amiga que me haya mandado algunos contactos.

Che, muy bueno, ya les escribí. Uno me volvió, quizás cambió de mail. Me sentí un poco gay invitando a tipos a tomar algo -y reenviando la invitación, con pequeñas variaciones, como alguna vez hice con chicas- pero bueno, ya fue. Pensé en escribirte para que me digas qué poner en el mail pero supongo que era demasiado neurótico.


Hola, cómo estás? Soy amigo de..., argentino y mochilero yendo a Colombia. ¿Querés ir a tomar una cerveza o café cuando esté por allá?


Estoy por poner en mi post que quizás si viviese solo habría vuelto antes pero temo que mi madre lea el blog y se enoje. Mejor no ponerlo. O sí. Me pregunto si ir o no a Barranquilla, es demasiado al norte y dicen que es una ciudad de mierda, pero mi tío profe de tenis y su familia viven ahí y supongo que no estaría mal jugar unos días al tenis. El problema es que, después de una infancia relativamente feliz gracias a que pasé mucho tiempo fuera de casa, no soporto los núcleos familiares.

sábado, 14 de febrero de 2009

Welcome to the jungle

ACUERDO SOBRE DOCUMENTOS DE VIAJE DE LOS ESTADOS PARTES DEL MERCOSUR Y ESTADOS ASOCIADOS


La República Argentina, la República Federativa del Brasil, la República del Paraguay y la República Oriental del Uruguay, en calidad de Estados Partes del MERCOSUR, y la República de Bolivia, la República de Chile, la República de Colombia, la República del Ecuador, la República del Perú, y la República Bolivariana de Venezuela partes del presente Acuerdo.

CONSIDERANDO:

Que es el deseo de los Estados Partes y Asociados del MERCOSUR profundizar las relaciones entre sí y avanzar en medidas que permitan consolidar el proceso de integración regional.

Que resulta conveniente perfeccionar la normativa MERCOSUR relativa a los Documentos que habilitan el tránsito de personas en el territorio de los Estados Parte y Asociados del MERCOSUR con miras a generar las condiciones para la libre circulación de las personas en el ámbito comunitario.

ACUERDAN:

Art. 1 – Reconocer la validez de los documentos de identificación personal de cada Estado Parte y Asociado establecidos en el Anexo del presente como documentos de viaje hábiles para el tránsito de nacionales y/o residentes regulares de los Estados Partes y Asociados del MERCOSUR por el territorio de los mismos.

viernes, 13 de febrero de 2009

bisagra

conversás con un japonés que viaja hace 15 meses. san francisco, mexico, nicaragua, panamá, honduras, colombia, quito. esta es la bisagra del viaje. la mitad del mundo. colombia o volver. ser o no ser. le preguntás al japonés qué país le gustó más y te dice colombia es un país muy particular, tengo ganas de volver. pero a vos te empieza a pesar la soledad, el nomadismo del viajante que se vuelve costumbre. un cordobés que a veces parece perder la lógica discursiva se pone a ensayar con el japonés para tocar en bares y buses. creés que la letra que susurra el japonés y su bongó hablan de vos, que el cordobés cuando canta, también se refiere, de algún modo relativamente cifrado, a vos. siempre te costó relacionarte con amigos que son muy amigos entre ellos. y además puede que no haya sido la mejor idea fumar ese madurito. o fueron dos? te agarra paranoia y te vas a tu cuarto. y dormís con la luz encendida. al amanecer te levantás, apagás la luz, y seguís durmiendo. quito empieza a despertar, pero a vos siempre te costó levantarte temprano.

martes, 10 de febrero de 2009

Quito y la mitad del mundo



Uff. Extrañaba fumar frente al teclado. Maldito diablo blanco. Es el tercer cigarrillo que le pido a japoneses (por suerte no le pedí a ningún occidental) y ayer compré uno, después de cenar un sólido chaw-mien en Guayaquil. Ambas ciudades carecen de subte pero tienen el metro-bus, una especie de colectivo-trolebus y subte que va por el medio de muchas avenidas, con su carril exclusivo. Y podés hacer transbordos, todo por 25 centavos de dólar. Para alguien que quiere conocer la ciudad, es casi ideal. Me falta cenicero.

Pasé una parte importante de los dos últimos días viajando en metro-bus. Y a la noche diez horas de Guayaquil a Quito. Hago una pausa para terminar mi cigarrillo, lo apago en el parqué y al tacho. Hoy llegué a la madrugada, busqué hostales por la zona de la terminal pero parecían nichos. Por suerte conversé con una familia (pareja de cincuenta y tantos años e hija de quince y algo) que iban para el Centro en taxi, a una dirección de unos conocidos hermanos de Dios. Por un momento, al entrar al taxi, pensé en una secta, un secuestro, pero el tipo tenía tanta cara de bueno (estilo el flaquito que intenta reemplazar a Santiago Segura en Muertos de risa) que me relajé.

Fue un lindo viaje, y además el doble de Segura no me dejó colaborar. Llegué a una de las plazas centrales (la de San Francisco), cada plaza con su iglesia (tal vez lo que arruina al continente sea el exceso de fútbol, drogas baratas y catolicismo) y encontré el Hotel de Sucre, que está en la esquina de la plaza, con un lindo balcón. Por sólo tres dólares tengo cuarto propio (sin ventana, era la última habitación), living con dvd's, cocina, ducha con agua caliente, en fin, un hallazgo. En el lugar hay franceses, alemanes, chilenos, argentinos, algunos coreanos (es un buen modo de empezar una conversación decir que el cine de su país es mi preferido) y muchos japoneses (sí, hablamos de Kitano, Kurosawa y Miyazaki; no les mencioné al otro Kurosawa, Kioshi, porque tienen 21 años y no los vi muy cinéfilos).

Lo que más me gusta de los hostales o hostels u hoteles (en toda la zona andina se llama hostal al hotel, y este que dice hotel es una más bien un hostel) es cuando tienen cocina, y compartís cenas y almuerzos y hornallas y aprendés distintos modos de cocinar. Los chilenos hicieron un saltadito de pollo y verduras con soja muy bueno. El cordobés músico y administrador de campos hizo una sopa con fideos, verduras y algo de carne muy respetable (no le gustan los segundos de acá, mucho arroz), los japoneses hicieron sopa y té pero les quiero prestar más atención cuando cocinen, son subrepticios, casi invisibles, y los ecuatorianos hicieron un omelette con mucho aceite, verduras y bananas (tienen una bolsa gigante de bananas verdes).

Todo lo que está en la mesa de la cocina es para compartir. Yo terminé mi
aguardiante que compartí con el cordobés y los chilenos (aproveché para practicar lo aprendido en Montañita: me salió un daiquiri más que digno: hielo, naranjas peladas, azúcar, aguardiente a falta de ron, nada de agua y después colar). En un acto de nobleza lavé durante media hora. Después vino uno de los ecuatorianos-serenos y retó al que había lavado, pero le expliqué el contexto y se disculpó.

Hoy caminé y busée durante todo el día. Me pesé por diez centavos de dólar con la balanza callejera de una chica que parecía cieguita pero no lo era. 190, indicó la balanza. Ah, creí que era en kilos. Se agachó y cambió el sistema. Caminar, comer arroz, sopa y banana durante un mes rindió sus frutos: bajé cuatro kilos.

Fui hasta el centro del mundo pero para entrar había que pagar. Había una chica en informaciones.

-¿Cuánto sale?
-¿Qué?

Desde que salí de Buenos Aires nadie me entiende. Me recuerda a mis amigos pero peor. Hago preguntas simples, muevo los brazos, a veces logro respuestas coherentes y a veces sólo me dicen sí, sí, y se alejan (el acento, la barba, mi pronunciación acelerada y turbia, la idiotez de los cerebros sobresaturados de fútbol, potasio, almidón y catolicismo, who fucking now?).

- Cuánto cuesta?
-Dos dólares.
- ¿Y qué hay adentro?
-Restaurants, tiendas de artesanía, el pabellón de Francia y el de España.
- No me interesan los restaurants ni las tiendas. Qué hay en los pabellones?
- Están las historias de los franceses y españoles más ilustres que visitaron la mitad del mundo.
- Sólo eso hay?
- Y un museo etnográfico de varios pisos. Cada piso está dedicado a una comunidad indígena diferente.
- Eso me interesa.
- Sale tres dólares más.
- ...
- ...
- (Bueno, andate a la concha de tu hermana).

Seguiré con mi tendencia Barleby: Tiwanaku, Macchu Pichu, mitad del mundo. Al único museo que entré fue al etnográfico de La Paz (muy bueno, pero era gratuito). Mantendré mi política de sólo gastar en alimento, alojamiento, transporte, menta, bebida y algún esporádico tentempié fumable combinable.

De día parecía Disney. Los japoneses me dijeron que a la noche te atacaban por atrás al cuello. Too much movies, les dije. Pero a la noche el cordobés me mandó a comprar carne para la sopa y era un barrio distinto: dealers de pasta base (porro venden las negras en el arco), todo cerrado (pero todo: acá los locales de comida -y todo el resto- cierran religiosamente a las ocho) y mucho quinceañero morocho y con ropa/harapos al que si le aplicamos el polémico pero empírico método policial de portación de cara y vestimenta podríamos calificar de sospechosos. Querían venderme un pollo por seis dólares pero no, gracias. Conseguí naranjas, a diez centavos cada una, y volví casi corriendo (la imagen de la chica blanca pero medio demacrada comprando pasta base en una esquina oscura me recordó con temor a Trainspotting).
Una de las japonesas viaja sola, tenemos un inglés afín, es linda, va a Buenos Aires (final destination de muchos) y se llama Kioko (sumado a que viaja sola tiene el único nombre entendible/recordable de todos). Lástima que se va the day after tomorrow, y sólo por cuatro días, porque después quiere estar unos días en el carnaval de Río (bueno, en este caso no era final destination). Otros orientales se llaman fonéticamente talk, kiao, mandoriaon, en fin, ni siquiera se entienden fonéticamente. Talk es un viejo que está hace unos meses, y está por empezar algún negocio. El cordobés también. Se va a Colombia o a Italia, a arreglar algo sobre los campos. Colombia es tentador, estando tan cerquita. Pero son 24 horas más en bus, y ya tengo más de cien horas de vuelta (y algo más de cien dólares). La única opción sería un aéreo desde Lima. Tal vez Ecuador sea un buen u-turn. Escucho conversaciones en japonés y me siento en una de Kitano. En Montañita me sentía en una de Wenders o Tykwer (Corre Lola corre) y en Lima en una de Bergman o Moodyson (Fucking Amal, All Together).

La prensa amarilla ecuatoriana se deleita por estos días con el caso de una mujer que le arrancó la lengua a su amante en pleno orgasmo. Esa fue la tapa de ayer. Con una ilustración muy sangrienta. Hoy la tapa es: habla la hija de la come-lengua: ella le arrancó la lengua porque él la engañaba. En fin, casi extrañó al amarillismo peruano, y los entretelones de todos los familiares directos y políticos de Baily y los problemas maritales del Manco no sé qué, una estrella de alguno de los inconstantes equipos peruanos.

Lo malo de este hotel es el aislamiento nocturno, pero bueno, no hay mal que por bien no venga. Ahorraremos para lugares menos inhóspitos. Además me viene bien acostarme temprano. Hoy estuve en la iglesia de San Francisco, vi el cuadro más grande de toda mi vida (como 15x10: una reunión hiper numerosa de algo así como una secta, con el cura o lo que sea en el centro del cuadro). El cuadro ocupaba toda una pared, de esas paredes altísimas que tienen las iglesias. Cada dos cuadras hay una iglesia. Cuando entré a la de San Francisco salía una chica con escote. No pude evitar una mirada poco piadosa. Ah, acostarme temprano. Sí, porque hay un cartel que dice que el cura atiende confesiones después de las misas de las 7:30 y las 8:30. Trataré de llegar a las nueve.

domingo, 8 de febrero de 2009

La hamaca



Tengo mucha barba, una hamaca paraguaya con un balcón desde donde descubrí que puedo ver el atardecer, ningún espejo, ningún amigo en la ciudad, ningún libro sin leer, algunos dólares, un resto de aguardiente y algo de marihuana limeña.

Llamo a papá a medianoche por su cumpleaños. Dice: son las tres de la mañana, estaba por acostarme. Digo: creí que el cambio horario iba para el otro lado. Dice: ¿fuiste al Macchu Picchu? No, me colgué. La conversación dura tres minutos y cuesta setenta y cinco centavos de dólar. Supongo que es un buen momento en nuestra relación.

Camino por la playa bajo el sol sin protector: me da fiaca, me parece de chetos, no quiero gastar lo último que me queda de Hawaian y no tengo nadie que me pase crema en la espalda.

Vuelvo a refugiarme en el hostal. Los primeros días leí en la cama o en la puerta de mi habitación, del lado de adentro o afuera. A veces soy un poco fóbico, como le dije a algunas mujeres. Creo que tres días después me animé a subir la escalerita que había junto a mi habitación: hamacas paraguayas y una linda vista al atardecer. No se ve el mar pero se escucha (algo es algo).

Una diferencia que encontré con Máncora y tal vez con los peruanos, es que el ecuatoriano es mucho más relajado. Menos borrachos trash y más musicales. Mucha hamaca paraguaya en las puertas de las casas y gordos tirados sobre ellas. Parásitos, pensaba. O: vida de pueblo. Hace un rato vi una escena local: tres guitarristas cantando (lindo) y en el centro del living dos chicas repartiendo como hostias a todos los invitados que estaban sentados con las sillas contra la pared.

Pero ayer me fumé dos secas antes de salir en la hamaca y la descubrí. Me quedé como media hora mirando el techo.

Y hoy pasé casi todo el día. Leí Una casa para siempre, de Vila Matas, que me gustó bastante, me hice alguna siestecita y pensé idioteces mirando el horizonte. Como la mejor hamaca está junto al cuarto de las holandesas proto jugadoras de hockey, si me hamaco choco contra una bombacha rosa que hay colgada en un palo. Lo bueno es que así extraño menos a las mujeres (y a mami). Leo, tengo pensamientos masturbatorios, duermo, me cuelgo, anoto algo, y cuando extraño la presencia femenina me hamaco y toco mi tótem de la feminidad perdida: un palo de caucho con una bombacha rosa poco sexy pero muy contenedora. Lo único malo del hostal es la hijita de la dueña: Allison, una morochita insoportable que grita todo el tiempo: Mami!, Tommy!
Demandante como rubia. Hablando de rubias, soñé que tenía una madre rubia que me esperaba al otro lado de la 9 de Julio, pero como los taxis no respetaban el semáforo rojo y pasaban muy rápido, no podía cruzar. En realidad no era mi madre, estaba con su hijito y me esperaban. Yo era el otro, el extranjero, como en los grupos con los que socializo. Si fuese psicoanalista o paciente podría interpretar mi sueño como miedo o dificultad para socializar, para entrar a la adultez, en fin, para interactuar con rubias y verles su costado maternal. Anoche después de fumar me encontré con las holandesas (hasta ahora no tenía hostal-mates). Conversamos: trabajan en un jardín de infantes en Quito (una) y estudian español (la otra). Raras. Una habla bajito y otra parece la capitana lesbiana de la selección holandesa de hockey (y no gasta mucho en ropa interior). Cuando empezaron a hablar en holandés, les dije: estar en un grupo y hablar un idioma que sólo hablan dos, es, al igual que decir secretos, de mala educación. Creo que enfrió un poco nuestra incipiente relación.

La banda del gordo Hurley volvió a tocar anoche. Tocaron covers de: No rain, Muevelo, de Los Pericos, El estudiante, de Los Twist, Matador, y otros temas mejores de los que no sé el nombre. Hay uno muy bueno cuyo estribillo dice:

Amor pa' ti/ amor pa' ti/ todo lo que tengo es amor pa' ti.

Amor pa' mi/ amor pa' mi/todo lo que quiero es amor pa' mi.

Antes de irme, me crucé con el bajista que hace segunda voz y se parece al bajista de Rage. Le pregunté si era el líder. Sí. Yo le daría más lugar al gordo, la línea estética-ideológica va por ahí. Cuando canta la rubia son una banda puertorriqueña barata, cuando llega el gordo parece que podrían ser la Rage against the machine latina. Igual no sé nada de música y me encantó la banda, eh (maticemos que en el lugar el 95% son guayaquileños, como la banda, y te van a crucificar). El pibe me dijo sí, cierto, pero es díficil, gracias.

En fin, con un guayaquileño muy alcoholizado intercambié marihuana por cerveza. El pibe -que por su pesadez en ciertos momentos me recordó al peruano arequipeño- me decía todo el tiempo maricón o marica. A mí me ponía un poco incómodo hasta que descubrí que es similar al boludo argentino o al huevón chileno. Y el peruano dice broder o huevón también. Creo que, por descarte, el mejor es nuestro boludo, y no sé si el peor es el ecuatoriano, o al menos guayaquilense, con esa carga homofóbica que tiene, porque los pibes lo dicen con cierta animosidad.

Mi estómago está mejor pero tampoco cantemos victoria. Todavía no fui de 'cuerpo entero', así que mantengamos nuestro conservadurismo culinario (que básicamente se reduce a no comer picantes).

Ya pasó el tumulto guayaquilense por la playa. Montañita es como la Pinamar de Argentina o la Punta de Uruguay. Tengo que tomar fuerzas y madrugar mañana para volver a Guayaquil y de ahí a Manta o Quito. Dicen que Aerolíneas argentinas tiene pasajes Lima-Buenos Aires por 200uss. Suena tentador, sale casi como el bus directo. Tal vez pueda hacer Tumbes (playa: Zorritos) y Trujillo (playa: Guanchaco) antes de Lima. Junto a mí, los argentinos insultan a sus interlocutores por mail. Uno dice: Boca ganó y River perdió, y otro: ¿te sacó del Facebook? Y otra: eso no es un mail, es una enciclopedia, y él le contesta a veces sos insoportable. Puede ser. Y un chiste: murió Cristina Kirchner. Si sumamos a los chilenos y guayaquileños, el nivel de gorilismo debe ascender en esta playa a un 90%. La chica a la que el novio acusaba de insoportable está de pie, apoyada sobre la silla de su novio. Se que se aburrió de comentar los mails de su novio porque dice: qué bueno, salimos en un blog. Me pongo incómodo porque justo acabo de escribir que probablemente su novio tenga razón y ella dice él no es gorila. ¿Vos sos gorila?, le pregunta ella. Y él, que hace un rato hablaba de que un colega iba a estar insoportable porque le dieron dos cátedras, dice ya no existe esa categoría, ahora todos son peronistas, hasta Macri. Típica respuesta de gorila universitario o proto intelectual. Maticemos que al menos sigue existiendo un peronismo de derecha y uno de izquierda. Yendo a los referentes más importantes, podemos encontrar muchas diferencias en la gestión K y en la del Pro. Otras prioridades. Otros errores. Otras omisiones y sí, también, varios errores y elecciones compartidas. En fin. También partamos de que la mayoría de los peronistas nunca se fue de vacaciones ni a Chascomús (los sectores populares), así que no nos inquietemos si de pronto, en esta alejada y snob playita ecuatoriana, las chicas que vivían en Flores y ahora viven en Belgrano empiezan a tomar clases de surf mientras discuten con sus platinadas amiguitas o con sus gimnásticos novios yuppies si es mejor cenar pizza o camarones.

viernes, 6 de febrero de 2009

Fin de semana en Montañita



En mi hostal alejado con hamaca paraguaya en el patio, los nenes de la señora parecen bolivianos o chicas de Beccar: pasan por al lado jugando como si fuese invisible. Terminé el bluff de Toussaint (La televisión): gracias, Fresán, por hacerme gastar 30 soles.

Estoy con Cartas a un novelista, de Vargas Llosa, que es medio choto pero tiene buenos momentos (como casi todo, supongo).

Vargas Llosa me recuerda a Quintín (salvando distancias, claro, por algo a uno lo nominan para el Nobel y a otro lo alaban treinta groupies de su blog): pero de jóvenes los dos hicieron cosas interesantes (algunas novelas; algunas ediciones de revistas y festivales) pero ahora, si bien por momentos dan muestras de mantener casi intacta su lucidez, se volvieron medio gagás y tirados a la derecha (Woody Allen diría que fue el mismo movimiento: estar gagás les atrofió el cerebro y por eso se volvieron de derecha).

En fin, a los dos les gustaría Máncora y Montañitas.

Estar en el agua azul transparente cuando el sol se mete en el mar es un buen momento: dan ganas de ir nadando hacia el horizonte. Pero como soy mal nadador, no me alejo de la parte no honda y como soy pobre, hago surf con las manos: viene la olita y me tiro. Trago agua pero en mis buenas olas tengo dos microsegundos de surfing.

Al igual que los últimos resultados internacionales, los muchachos ecuatorianos son bastante habilidosos en el fútbol playero: fallan demasiado en la definición pero tienen una velocidad y una facilidad para los pases largos y cortos que es asombrosa. Un poco abrumado por tanto despliegue físico, no me animé aún a jugar. Quizás podría atajar pero juegan con arco chico. En Perú, en cambio, el fútbol playero, al igual que su seleccionado, era torpe y sucio. Pero ayer fui a correr y estuvo muy bueno. Estuve tal vez demasiado atento a no toparme con ninguna arañita de mar (y después en el agua, brevemente desnudo, a no encontrarme a ninguna medusa) pero la pasé bien.

Pegué cierta onda con unos alemanes y algún estadounidense. Cuando los alemanes hablan en alemán es duro, pero bueno, trato de llevarlos al inglés. Hoy al suizo (Reto, o algo así, su novia o no sé qué se llama Loreto, dice, y se ríe como Beavis & Butthead) le dije english, please. Me miró y me dijo es que es difícil para mí. Tiene el pecho tatuado de indígenas. En la playa los visita su dealer. Lo conocieron ayer en su cabalgata por el bosque. El tipo planta diferentes plantas de marihuana, que debe ser muy buena, pero los europeos suelen deslumbrarse por los relativamente baratos precios de la cocaína. Y entonces tienen problemas con el insomnio y esas cosas. Cuando salís del boliche y te estás yendo a combatir a los mosquitos y a los fantasmas femeninos a tu solitaria cama, te los encontrás en un bar, tomando cerveza tras cerveza. Martin, el alemán con el que más conversé, me ofrece merca pero digo no, gracias. Ya suficientes problemas tengo para controlar mi presupuesto diario en este mundo dolarizado (y con mi tendencia consumista) para sumar al demonio blanco. Hace dos noches, conversamos con unas chilenas de veinte años que sabían alemán. Por un rato me quedé otra vez afuera. Una se llamaba Estefanía (un nombre muy común entre los turistas de acá) y otra SolVeigh. ¿Cómo Timothy McVeigh, el de la matanza de Oklahoma?, le pregunto. Eh, sí, sí. Steffie estuvo el año pasado en Buenos Aires: quiso empezar el cbc para sociología pero se vio abrumada por tanto activismo político. Iba a sacar fotocopias y le decían que ahí no sacara porque no sé qué. La tranquilizo: no se dedican todos a la política y el izquierdismo, menos del 5% milita. Ahora estudia periodismo en la Universidad Católica, lo que le asegurara contraer nupcias con un potencialmente potentado niño estudiante de leyes en la U o la Católica y lo que por otro lado disminuirá en un 84% su esperanza orgásmica anual.

Un gran momento de anoche fue que tocó una banda que rompió el cráneo. Hoy repite. En un bar sonaba Shine on your crazy diamond así que me senté a probar mi nueva tuquera/pipa (de combustión interna, o algo así). Le di sólo dos secas al material de Hans y estaba en otro planeta. Empecé a socializar con la gente y a entender el lugar. Cuando entré a Cañas-disco, había una banda que sonaba compacta y potente y una rubia estilo Sheryl Crow que hacía covers de I feel good, Marley y otras cosas. Me enamoré. Pero después de tres temas la hermosa rubia con voz de negra se fue y llegó un gordito parecido al Hurley de Lost que agarró el micrófono con timidez. Pensé: a este lo van a linchar vivo, pero el gordo la rompió, nos puso a todos a bailar (yo bailaba solo en la primer fila) con covers como Santeria, de Sublime, algo de Manu Chao y otras cosas. Podría haber tocado No rain, de Blind Melon. Algunos seguramente argentinos pasaban por el costado del escenario para ahorrar tiempo y el gordo los puteaba. Después pasan música de mierda estilo boliche de Olivos con arena pero bueno, como dijo alguien, confío en mi hans-stuff, puerta de entrada a todo grupo.

Dos hermanas porteñas me invitaron a tomar coco con vodka en su hostal. Pegamos cierta afinidad insultando a la mayoritaria comunidad turística de Montañitas (argentinos y chilenos). Escribo en un mini teclado con una pantalla plana ancha (HP w1907: 1,50 dólares la hora). En el fondo del ciber, juegos en red en teles de treinta pulgadas. El viernes trajo mucha población de Guayaquil: una mezcla de raperos puertorriqueños y señoras chetas de Lima. Comí en la calle un choclo buenísimo: al choclo hervido blanco lo pincelan con salsa provenzal, después a la parrilla, y después le pasan otras pinceladas de mayonesa verde y lo hunden en queso rallado. Medio dólar el chiquito. Hay un yankee llamado Will que se parece a Walt Whitman. Le pregunté si era de Los Angeles y me dijo no, West Virginia. Tiene una larga barba rubia y una sonrisa amplia y relajada. No sé qué estudiaba hasta que se dio cuenta de que no quería trabajar encerrado, así que se cambió a agriculture. Ayer me compré una petaca de aguardiente y lo fui mezclando con los jugos naturales que venden los puestitos de la calle: tomate del árbol (un tomate más salvaje y dulce), maracuyá, mango y naranjilla. O fueron las frutas raras en exceso o el burrito con mucho jalapeño que me clave de bajón (no debí seguir el ejemplo de Will) pero hoy al mediodía volví a tener problemas intestinales. En fin, son las once y estoy sobrio, pero tanta presión social es fuerte. Una señora que hacía jugos me recomendó la limonada. Te corta, me dijo. Bueno, dame una. Los alemanes quieren que les abran los boliches de música electrónica que hay sobre la playa. Se van mañana y esperan pasar su última noche bailando como autistas enarenados. Voy a ver si encuentro el hostal de las hermanas (está junto a la iglesia) y espero que me hayan guardado un poco de coco con vodka.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Montañita



Ante todo gracias a los queridos amigos que apoyan más o menos explícitamente this blog: Lolamaar (a quien le debo unas disculpas: justo chateamos unos minutos o segundos cuando venía de no dormir por dos días en Cuzco y tal vez, para variar, estuve algo agressive), Volquer, El conejo de la suerte, Prats, Vecino, Raymond, Gómez, Lahe, etc.

Ahora con la soledad toda cargadita en la mochila lo único que queda son las cervezas nuevas ecuatorianas (Pilsener de 600: 1 dólar, Club de 300, 0, 80 centavos) y los comments o linkeos o palabras de aliento de los amigos.


Voy con mi pilsener a la pequeña rambla de Montañitas y me siento a unos metros de dos rubias. Escucho loco y otras entonaciones porteñas o de zona norte. Es decir: Palermo, Belgrano, Nuñez o zona norte (ahí al toque).

- ¿De qué barrio son chicas?

- Eh? Barrio?

- Sí.

- Zona Norte.

- Sí, ya sabía... preguntaba de qué barrio.

- ...

- Olivos?

- Más al norte...

- Martínez?

- Sí, por ahí... Beccar...

- Sí, hay mucha gente de zona norte...

Lo peor de las hipótesis barriales-clasistas vinculadas al turismo andino es comprobarlas. Me levanto y me voy. Mi interacción con las mujeres mejora día a día. Lo más cerca que estoy de tener sexo es cuando le pido a la señora del hostal que me pase crema Hawaian para quemaduras en la espalda. Se pone incómoda y hace un trabajo desprolijo. Esperaba más. El enfermero dice: nunca esperes nada, así es mejor. Quizás haya influido la cercanía de su hijita. Resigné el hostal con vista a la playa de ocho dólares lleno de mini-intelectuales argentinos e israelíes leyendo y opté por uno más alejado por la mitad.

Dejo a las chicas ultra-chet baker y compro una Club. Converso con los artesanos que, lógicamente, están demasiado obsesionados con su subsistencia.
Deberé emborracharme una vez más (la soledad es dura, baby). En la aduana me sacan cuatro dólares porque me faltaba el papelito que me dieron en la frontera boliviana-argenta (eran cinco pero dije que sólo tenía cuatro: estoy mejorando mi capacidad de reggateo).

En Guayaquil a la mañana estuve con tres pibes chetos y fumones-tabaqueros con los que viajé en el bus pero me aburrieron: demasiado consumistas y cerebro de tachos. Sus diálogos iban de las drogas a los aéreos y la colitis. Volverán en aéreo por Maracaibo, Venezuela (620uss: también cierta envidia, claro). Yo me la banco vía terrestre. De última me tomo un Lima-Buenos Aires de cincuenta horas que baja todo por Chile y evito las contrariedades busísticas bolivarianas.

Me encuentro a los cordobeses de Máncora y el más facho y carismático me dice:

- Llegamos ayer... mucho más movido que Máncora. A la vuelta hay un boliche que se pone bueno.

Escucho un huevón en un grupo y digo: chilenos? Sí. Yo argentino. Me dicen que están hace una semana, que se fueron a una playita por tres días a 'descansar'. ¿Descansar? Esto es para descansar. Dicen que la vida nocturna es demasiado agitada. Esperemos. Quiero aprovechar mi maldito cuarto personal antes de suicidarme y reencarnar en Buda.

Guayaquil, sí, un touch chetón pero es como Cuba dolarizada. El promedio por kilómetro cuadrado de pequeñas Naomi Campbells es demasiado alto. No recomendable para gente sensible a la soledad y con tendencia a la condición de 'loser'. En fin, un mirador chiquito en una parte estilo Puerto Madero, la asimilación de que todo sea en dólares, y lo mejor del día: separarme del grupito de chetos fumones que salen todo el tiempo a fumar tabaco, irme solo y tomar un bus a Salinas (los de Montañitas están en paro), quedarme dormido y pasarme, tomar otro (nevermind, aprovecho para pasear por la costa ecuatoriana), y ahí uno tipo interurbano que va
por el camino del sol, es decir, por la ruta junto al mar. Voy de pie pero es lindo. Después me siento. Converso con una ecuatoriana de pueblo que se baja y después con Alexander, un pescador de camarones que me recuerda a Forrest Gump y es muy simpático. Dice que tiene tres amigos argentinos de msn. Dudo. No quiero ser el cuarto. El mejor momento del trayecto es cuando el chofer del bus se sale de la ruta (que está cortada por el paro de Montañitas) y agarra a lo hollywood por la playa, gira en la orilla, surfea un toque el agua y empieza a darle por ahí. Me siento en Máxima velocidad. Chequeo con Alexander que este no es el típico camino, que Correa está mejorando las cosas y que Montañitas se pone el fin de semana (una vez más, habrá que ser pacientes).

Ecuador es un poco más caro que Perú y eso atemoriza pero tampoco es para tanto. El litro de cerveza sigue alrededor de los seis pesos y la comida un poco más cara pero bueno, el precio de estar junto al mar. Miro el atardecer (el sol se pone sobre el mar en el Pacífico; en el atlántico sólo ves el sol saliendo del mar a la madrugada, es decir casi nunca). La gente juega al fútbol, al frisbee, alguno corre, otros muestran su destreza con la pelota, las parejas se miman, las amigas conversan, los amigos se emborrachan, y yo camino por la playa atento a no cruzarme con ninguna arañita de mar. De Ecuador me sorprendió la belleza de la gente y su musicalidad. La música (bastante buena, o al menos superior a la boliviana, peruana y palermitana) suena fuerte en todos lados: la terminal, los buses (las madres les enseñan a bailar a sus bebés en los asientos), la calle, los negocios. Será esa cosa afro, je ne sais pas.
Por momentos hago cálculos monetarios de super-ahorro pero ya fue, tampoco da para vivir como un hippie ultra-ascético y alguna vez hay que volver. ¿Qué mejor que gastar los dólares emborrachándose? Olvidemos por un rato a todas las mujeres que nos rondan en la cabeza, todos los errores de desamor o sobre-amor que cometimos. Let's get moving into action: me queda una cerveza ecuatoriana sin probar. Dos chicas tan hermosas como chetas-santiagueñas dicen en el locutorio:

- Queremos iamar a Chile.

- O1156.

- Bueno.

Una se interesa por mi formato blogspot por una centésima de segundo y vuelve a su cueva telefónica junto con su amiga. Fuckin' blondies. Entran más chilenos. 01156. Esto por momentos parece la rambla de Olivos o la vuelta al perro por algún shoppin' exclusivo de Santiago con aires marinos.

Habrá que hacerse amigo de los gringos, los chilenos, los de Beccar, los cordobeses, los hippies adictos al nomadismo o de mí mismo. O habrá que declararse incompetente, como decía algún cantautor. Ninguno me cae demasiado bien pero supongo que así es la vida. Y con alcohol todo se vuelve un poco más blando.

martes, 3 de febrero de 2009

Viva Chile



Gasto innecesario: 30 soles por una Hawaian tropic para quemaduras. Pero el pibe de ocho años que me la vendió era extremadamente habilidoso para el regateo o yo soy un idiota (probably, my dear boy)o la reducción del casi cincuenta por ciento en el precio de lista es tentador para cualquiera.

Ahora sólo me falta alguien que me pase hawaian en la espalda (debería haber aprovechado ayer al enfermero -que fuese enfermero era una señal, tal vez-, vencer mi homofobia autista y pedirle que me pase la hawaian factor 15 en la espalda). 15 es poco pero soy medio morochón y por algo ando bastante bien salvo en la espalda. Veo el sol y saco el crucifijo, como ante los chilenos o cordobeses post radicales o nenas de zona norte con tostados rubios. Vade retro, satán!

Hoy casi me secuestra el inodoro. Tenía que dejar la habitación a las doce, al fin madrugué (9:30), salí a averiguar pasajes y tuve que volver de urgencia algunas veces. Fue el ceviche o el ron o el mango o la insolación o el picante o el agua de red que te dan con el refresco o los nervios de mi incipiente soledad. O todo. No tienen pastillas de carbón pero conseguí algo barato que tengo que tomar cada seis horas. Salgo de la dieta del pescado y vuelvo al poio a la plancha con arroz (viene con ensalada y porotos, y caigo una vez más en la trampa del morroncito: era ocoto, ese ají maldito). Papá demanda y escucha poco también por mail: ¿en Ecuador no tienen internet? No le aclaro que estoy en Perú pero mando señales de humo. El doctor introyectado de mi padre me recomienda una nueva dieta: Gatorade y sombra. Comparo la info nutricional del Sporade (copia peruana del gatorade) y es casi igual. Sólo me genera desconfianza el 'agua tratada'. Estoy tomando agua de red, ya pasé del otro lado, pero dada mi circunstancial colitis, volveré a la seguridad ontológica de las grandes marcas hegemónicas: hawaian & gatorade.

La soledad me devuelve a este maldito antro de simpáticos nerds lunáticos: en wikipedia dicen que guayaquil es la ciudad más numerosa de Ecuador. Mamá, después de cumplir su rol de idishe mame (cuidado con lo que tomás y comés que es tu SALUD y bla bla bla) da info simpática: Guayaquil es la ciudad de los chetos y Quito la 'intelectual'. Tal vez intelectual sea un eufemismo para negrito freak y bohemio para pobre. Guayaquil es más surfer y rubia, eso seguro. El sol se va retirando y yo vuelvo a salir, cual drácula gauchito. A los argentinos les dicen ches o gauchitos.

Tomo mi segundo lujoso y solitario Gatorade del día y vuelvo a escuchar la misma musiquita infernal:

- Pero huevón, si tu no sabes nada, esa muñeca no tiene pololo, huevón...

No quiero caer en el chauvinismo teen (i dit it), pero me sorprende la cantidad de huevones que usan por minuto. Las chilenas deberían hacer un test antes de aceptar sus católicas citas.

Usted es... ¿ateo, agnóstico, judío anti árabe, judío laico-progre, católico tibio, bastante católico o pinochetista?

Cree que Bachelet es...

- Una comunista.

- Una pinochetista.

- Una viejita simpática y algo anodina que trata de lidiar entre la centro-izquierda-chic y el lobby de las élites pinochetistas.

Honestamente, podría decirme cuál es su promedio de HxM (huevones por minuto)?

Por otro lado, las chilenas usan bastante poco el mismo término nefasto (tal vez lo usan el mínimo necesario para no ofender a sus compatriotas viriles). El chileno se parece al peruano o al gringo viejo de vacaciones en que empieza a tomar a la mañana. El chileno pisco sour, el peruano chelas (cervezas) Pilsen Callao (símil Quilmes), el gringo Cuzqueña (más parecida a la Warsteiner) y el boliviano, alcohol etílico. Dime qué tomas y te diré cómo es tu economía. Lo que es claro es que la mujer parece ser más trabajadora que el varón: mientras él se dedica a lustrar chelas y su mototaxi y después a dormir borracho en la playa, ella cocina o atiende. Tampoco generalicemos, claro, pero tal vez por ese machismo universal que se exacerba en esta querida nación, las diferencias son un poco más marcadas. En fin, necesito socializar, aprovechando que se nubló me voy a pasear por la feria hippíe.

lunes, 2 de febrero de 2009

Máncora

Camino por la avenida de Máncora, unas vueltas y volver, siempre volver. acabo de ir a despedir a mi amigo enfermero, me puso medio sensible, una incipiente amistad, pero pegamos buena onda. y otra vez solo. estoy en un cuartito chiquitito con paredes de paja y cama grande, mosquitos, mini ventilador, calor, cerca de la playa, ciudad de moto-taxis, gente morocha-negra, mariscos baratos -no muchos- con abundante arroz. nunca me sentí más cerca de tailandia. en fin, aún ninguna chica pero como me dijo un rasta que vendía pipas dobles de marihuana, ya llegará. próximo destino, guayaquil, y de ahí tres horas a lobitos o montañitas. dicen que soy lindas esas playas ecuatorianas pero be careful porque ahí le picó la araña de mar y la agua viva al catalán. acá muchos cangrejitos en la orilla, rugbiers vestidos de surfers, rubias de belgrano futuras separadas de rugbiers vestidas de hippies que tejen pulseritas de macramé.
mi única interacción con mujer en el día:

mesita en la playa (ceviche con filete y arroz y refresco por cinco soles; ella, escuálida ensalada y agua mineral por ocho): al lado, rubia tejiendo macramé.

- sos de argentina?

- sí.

- belgrano?

- sí.

- tengo ojo clínico.

- ...

en fin, quizás no debería haber empezado por ahí. de todos modos era una idiota insoportable. no es mi culpa que se vea a cinco kilómetros que sos una rata apestosa de belgrano que lo máximo que vas a sumarle al mundo son unas pulseritas de macramé (y algunos soles a la economía de máncora y de perú en general).

en perú, buen ceviche, lindas morochas y alto machismo. escuché como diez veces que los hombres (idiotas idiotizados, abrumados por la nueva igualdad de géneros) le reclamaban a mujeres con distinto grado de intimidad:

- es que no tienes respeto, eres una maleducada.

nunca se acusa al varón de maleducado, aunque se dedique a acumular botellas vacías de cervezas con sus amigos, en las mesitas de los bares, como midiéndose los miembros íntimos entre grupos, a ver quién es más viril. y después caminando en prolongados zig zags, tratando de evitar las avenidas de la humillación.

entonces estamos en lo mismo. tratando de aprender, de bajar la misoginia, de espantar el miedo a la soledad. desde lejos no se ve, como decía ciro. o sí se ve. algo. no sé qué. anteayer irnos de lima, demasiado una semana pero bueno. golpear la puerta de las hermosas suecas que dicen oi oi oi (bueno o algo así en sueco), nos abren todas desnudas y cubiertas con un toallón, nos sacamos una foto y nos vamos a la terminal con mi amigo enfermero. las suecas en toalla rogándonos que nos quedemos para salir juntos a la noche (es sábado en lima) pero nosotros somos monjes budistas y tenemos otra misión. de todos modos la imagen de las suecas quedará rondando en loop por algunos días. pero es sólo otra muestra de lo que puede hacer la belleza y la inteligencia entre esa nefasta edad de los inimputables 21-23 años. en la ruta nocturna el micro se rompe y esperamos el próximo. el nuevo tiene dos pisos pero no hay asientos, dormitamos junto al baño hasta que subo arriba y me hago lugar en el piso del pasillo. una gorda de cincuenta años me dice:

- puedes apoyarte en mis caderas.

al principio empiezo con timidez pero después el sueño -como el amor para tanguito- es más fuerte y le tiro toda la estantería encima. pero no es cómodo, pese a lo mullido. al final me acomodo en zig zag, la salteo y uso la campera de llama que me compré en copacabana como almohada (había comprado una almohada por dos soles por la ventanilla del primer bus, pero el enfermero la perdió en el agitado transbordo en la oscuridad de la ruta).

caminamos al mediodía por la playa y nos quemamos bastante. lima es una ciudad gris, llena de smog, que nos había puesto pálida la piel. esto es volver a olivos y agregarle exclusividad y olas y viento. los surfers no extrañan el rubby o el fútbol americano y yo no extraño lima pero un poco a mi amigo enfermero y a mis amigos porteños. habrá que hacerse guapo. mi amigo enfermero dice que sólo se conocen chicas viajando solo. y que las chicas también deben estar solas. es un extremista del windsurf. el último día en lima conocí a dos simpáticos surfistas de new jersey, les convidé del porro de Hans, después aparecieron en la terraza los hindúes con su inglés cavernoso y su mímica y humor a lo buster keaton y a los muchachos de new jersey se les quebró el volante. uno repetía de modo catatónico 'snacks, snacks', y otro tenía la boca abierta y la mirada fija en Apu. Uno era igual a Bart, con la gorrita al costado, rubio y el look skater. El otro parecía tener algunas neuronas más en el disco duro (pero tenía un virus llamado snacks). Yo le decía: Brian, the blue pill, Brian, remember, Matrix. a la mañana siguiente no estaban, habían comentado que querían alquilar tablas. va a ser medianoche y voy a salir de este ciber a caminar por la breve avenida de máncora con mi botella de ron medio vacía. acá dan ganas de tener dieciesiete años, ser local y dueño de una moto-taxi. es el furor de las adolescentes tostadas, que pasan del brazo de los muchachos motorizados. la movilidad propia (que llegando a la playa se convierte en un cuartito móvil) y el aire en la cara es un afrodísiaco fuerte. una mototaxi lleva la inscripción: el buen amante nunca se enamora. pero uno es lo que es: un argentino porteño de clase media -resentido pero algo sensible- con aires de universitario de sociales que reniega de sus compatriotas de derecha y/o de mayor poder adquisitivo. dicho así no suena tan mal. en fin, mejor no profundizar en las diferencias, en los borrachos cordobeses que vivían junto a nora dalmasso y son más gorilas que de angelis. pero parece que macarrone, el marido de norita, era gay, al igual que el hijo. y eso te abre un sinfín de hipótesis. río cuarto es twin peaks. pero la hermana de norita era muy conocida en río (cuarto) porque tenía galerías, shoppings, inmuebles, en fin, mucha plata. y norita tenía un amante, claro. era un pacto. vos cogés con todos los chabones que quieras pero yo puedo tener un amante, le habrá dicho al marido. pero a quién le importa? no a mí, al menos. la gente local chatea y usa el facebook. msn y hotmail parecen universales (obviously, doctor). sigo haciendo trabajo de campo. los mails en cadena y el catolicismo tienen más fuerza en perú y en los pueblos chicos. me voy a tomar un vasito de ron cartago con jugo de mango. y que la fuerza nos acompañe.