Neurosis digital o autismo positivista
miércoles, 28 de enero de 2009
Sin título
tailandia: hace una semana a las doce del mediodía salí de la terraza cusqueña donde me hospedaba y les dije a mis amigos: voy a comprar agua. diez minutos después estaba en el mcdonald's de la plaza de armas entre el suicidio o una mcnífica. salí y una chica me dijo masajes, anímese, amigo. estaba cansado pero tenía insomnio. no había dormido en toda la noche. acepté. llegué al lugar, la misma volantera me llevó a un cuarto dividido por varias cortinas y mientras se ponía el delantal blanco dijo: sacate toda la ropa salvo la interior, y se fue. dudé, temí por mi salud y mi economía de viaje. al final me puse en boxers y me acosté boca abajo (ladro pero no muerdo y al final a veces me enamoro, como mi amiga doberman de la esquina). música new age y olor a sahumerios y una chica de unos indefinidos quince a veintincinco años te hace masajes por todo el cuerpo salvo el 2% que lo volvería prostitución. el 2% tal vez hable de que la importancia es cuali y no cuantitativa. pensás en invitarla a salir pero sabés que una vez más no va a funcionar. salís y tomás otro masaje. pero este con piedras energéticas. hora y cuarto. esto podría ser una adicción. la nueva volantera-masajista reconoce las esencias que se ven o huelen de mi cuerpo. ya te diste un masaje, no? sí, y al que sea mejor voy a volver. la desafiás. te desvanecés pensando que también podrías invitarla a salir. en un momento abrís los ojos y ves a tu volantera-masajista preferida con dos amigas/compañeras de trabajo a su lado. te asustás. chequeás que tu boxer no haya tenido un acceso de exhibicionismo en el lugar indicado. volvés a la terraza y al otro día pensás en los masajes -son las dos y salgo a las cuatro: el tiempo perfecto para un último masaje- pero te vas de cuzco. ayer pasé por el espacio telefónica y entré. tirarse en los puffs me recordó a los masajes, hojear cuadros de kuitca y otra gente más interesante y más auténticamente europea que el argentino mientras escuchás la recopilación de música electrónica y experimental limeña puede estar bien por un rato (gratis, av. arequipa 1255, pero guarda con los datos no chequeados de la lonely planet). en el espacio telefónica hay un video arte donde aparecen un hombre y una mujer, sentados uno junto al otro (los dos de frente a la cámara). desnudos, plano medio. en el medio una balanza con varios puñados de sal en equilibrio. el principio de toda relación después del orgásmico sentarse, habituarse al otro. la ecuánime igualdad. pero de pronto uno de los dos empieza a soplar, a mover la balanza y tirarle sal al otro. la sal se agita y deja de salar. será por la altura. o el vértigo que produce la altura. las parejas limeñas se pelean por la calle, el hombre tiene la mirada tristísima y endurecida y la mujer llora. en el video por momentos sopla uno y el otro parece herido-enojado como indígena con la llegada del MAS al gobierno. alternan el poder como en estados unidos y diez minutos -o algunos años- después se acaba la sal y termina la película. lima o the deepest jungle in your mind. mucho pollos y señoras y señoritas tomando sus ociosos tés, sonríendo en los carteles, el tráfico es un caos, bocinas y mozos que te invitan a su movilidad o comedero, el chistoso arequipeño te genera turbulencia mental, la austríaca se va pero le comentás que también vas para trujillo mañana y te dice entonces nos vemos ahí, seguro (segura seguridad ontológica en esas zonas: olivos, punta, río, recoleta, miraflores, zurich, new york y viena). las personas más interesantes con las que te cruzás son las que más desarrollaron la conexión con los otros y menos la paranoia. las que no temen caer en el lugar común pero tampoco se sienten del todo cómodos en esos lugares. las que en ciertos momentos fluyen con intensidad. las que todavía no se apagaron. quizás cierto tipo de chistoso/joint dé ganas de escribir textos con títulos como nadie vio matrix, no se lo digas a nadie o técnicas de masturbación entre batman y robin. hoy hojée técnicas..., y me pareció ingenioso pero fallido: misoginia ramplona, humor barato, católico y conservador. pero después de ver mucho sony. igual hay que leerlo, ojo. ojos tenemos dos o sea que no podemos leer toda la mierda que se escribe, imprime, edita, ocurre o postea. Lo malo del mochilero sobreprotegido por la madre (tiende a habitar mayormente en la zona norte de las grandes ciudades, por ejemplo buenos aires) es que tiende al cuelgue y a la paranoia del autista-cool, a lo cerati/aira/spinetta/elton j. pero intuye que lo auténtico es lo otro y fantasea con ser más solari/pahlaniuk/calamaro/waits. elton john o tom waits. guardia privado o animarte a perder el cepillo de dientes. calamaro es como baily y vargas llosa: empezó coqueteando con el glam y ahora tocan como elton john. y el indio es como mollo y petinatto: empezaron zapando con luca, la masividad blanca les devoró una parte del cerebro y ahora cuando miran su reflejo en la ventana de la habitación sienten la opresión del michal jackson latino. autenticidad vs. aceptación. fóbica exigencia vs boberías sociales. negar el mundo porque no vale demasiado para reproducirlo en la soledad con la esperanza de que una vez muerto él te celebre. entregate al mundo, jinete solitario. y no dejes de celebrarlo entregándote al reggae. anímese, amigo.
La zanahoria del placer histérico (warning: post no apto para personas sensibles a la pretenciosidad postera, es decir yo no lo leería salvo q' tb te)
guste la Inka-Cola. nunca estoy en donde quiero estar pero no importa. viajar es la constante adaptación a las comodidades cotidianas. arrancar el disyuntor de la seguridad ontológica y volver desde cero (el cero del rico y ajeno artista, es decir el eterno turista). el cero del local adormecido: cama, ducha, tonada, negocios, moneda, la distancia que me separa de las mujeres distantes, roomates, dueños de casa, almacén más cercano, idiomas distintos de ruido de fondo, teclado. otro pro de viajar: si uno suele masturbarse con circunstanciales roomates, viajando de backpacker / undertaker el recambio es más dinámico. y la distancia. y la dispersión. el amor es masturbación budista: implica la capacidad de masturbarse con cierta sistematicidad (entre 1 y 5 veces por mes) con la misma persona, durante bastante tiempo. o al menos la perspectiva de eso. amor es narcisismo sublimado/mutilado, cicatrices sublimadas en tatuajes, mariposas en gusanos, príncipes en zánganos. viajar es sublimar la contaminación que genera la incomunicación sexual/humana de modo más sano: nueva comida, nueva gaseosa, nuevo plato nacional, nuevo refresco de hierbas, nuevo menú de mcdonal's, nuevo idiota houstoniano, limeño, arequipeño o santacruceño que quiere ser Ronald Mcdonald y fracasa. viajar para enamorarte cada dos semanas. en cada hostel y en cada bar con jarra de cerveza. en cada bus y en cada rambla. viajar con la idiota esperanza de que esta vez sí voy a aprender a convivir conmigo mismo. y no soportar la convivencia. siempre fuiste demasiado consumista. y verborrágico. y demasiado friolento al viento helado de la soledad. toussaint, el belga que escribió la televisión (Anagrama, p. 38, 29, 50 soles, Librería Contracultura, Av. Larco 1287, Miraflores, Lima) dice: (y me recuerda a mis circunstanciales amigos mochileros): "Siempre digno y cansado el cuerpo, la misma inquietud en la mirada. En qué pensábamos? De qué teníamos miedo tan serenamente?"
Y dónde está el maldito signo de pregunta inicial?
Dicen que hay fiesta reggae. No estaría mal.
Y dónde está el maldito signo de pregunta inicial?
Dicen que hay fiesta reggae. No estaría mal.
Cuando el hostel funciona
Salimos de Shlabul y caemos en Friend's home pero seguimos en Lima. En la cocina me cruzo con una socióloga austríaca que trabaja en una agencia de noticias, tiene varios piercings y cocina banana con curry. Y arroz, claro. Nosotros, ya contentos con tener cocina, vamos a algo más ascético: fideos con manteca y queso.
Terraza, medianoche. Pierdo al metegol con un compañero indio que tiene un yeso en un brazo. La austríaca se ve que me nota algo psicótico porque me dice:
- Es sólo un juegou.
- Sí, ya sé, pero no implica que no esté caliente. Además perdimos 10-9, y ganábamos 7-4 (nuestro mejor momento). Y no todos los días pierdo al fútbol (o al fulbito) contra un peruano y una austríaca. Milton trabaja en el hostel y se parece mucho a Walter, el más copado del anterior hostel. El otro ayudante del hostel es un arequipeño con aristas de ladilla. No quiero generalizar pero conocí tres arequipeños y los tres eran insoportables. Una mezcla de limeño y garrapata. Y feos. Pero ejerzamos la tolerancia. Supongo que debe haber alguna relación con que le hable todo el tiempo de idioteces a la austríaca. Que de todos modos es demasiado nórdica y alta y fría y relativamente encantadora (para el arequipeño y para mí).
Pero cuando el hostel funciona, funciona así (y esos son los momentos licuadamente encantadores):
Pasó medianoche y suena algún tema pop hindú:
Un cordobés simpático lee de un diccionario alemán-español que pertenece a la austríaca alguna palabra alemana al azar. Le muestra el significado en español a uno de los hindúes (son tres) y éste tiene que ayudar a adivinar al resto haciendo mímica. El que se acerca más con su definición, gana. Y la marihuana que me vendió ayer un morocho gordo y de metro noventa en un barcito con aire de secuestro no estaba tan mal. Le digo a mi circunstancial dealer:
- Cómo te llamás?
- Hans.
- No, dale, en serio.
Pone cara de cacique enojado y dice:
- Me dicen Hans.
-Ah, bueno.
Los hindúes son muy graciosos. Casi no hablan español ni inglés pero son extremadamente amables y se esfuerzan por comunicarse, con señas, con una mezcla de hindú, español e inglés. Tienen alrededor de treinta años, toman mucho ron con agua y están hace cinco meses en Lima. Estuvieron en Río comprando pantalones y ahora están esperando el llamado del padre de Apu (los cordobeses apodaron al que hace mímimca, el más carismástico, Apu). El padre de Apu tiene una empresa de ropa o algo así. Llama, da las órdenes, y ellos van a hacer la transacción. Mientras, toman ron y comen huevos pasados por agua. Le digo mi nombre a Apu y cuando él lo trata de decir me río de su pronunciación. Cambia la j por la f, y otras letras más. Pero después le pregunto su nombre y entiendo por qué le decimos Apu. Me recuerda a esos cineastas tailandeses. Apyoyang Peerechantful, o algo así. En fin, mañana supongo que habrá que seguir hasta Trujillo, y empezar a extrañar a los hindúes.
Terraza, medianoche. Pierdo al metegol con un compañero indio que tiene un yeso en un brazo. La austríaca se ve que me nota algo psicótico porque me dice:
- Es sólo un juegou.
- Sí, ya sé, pero no implica que no esté caliente. Además perdimos 10-9, y ganábamos 7-4 (nuestro mejor momento). Y no todos los días pierdo al fútbol (o al fulbito) contra un peruano y una austríaca. Milton trabaja en el hostel y se parece mucho a Walter, el más copado del anterior hostel. El otro ayudante del hostel es un arequipeño con aristas de ladilla. No quiero generalizar pero conocí tres arequipeños y los tres eran insoportables. Una mezcla de limeño y garrapata. Y feos. Pero ejerzamos la tolerancia. Supongo que debe haber alguna relación con que le hable todo el tiempo de idioteces a la austríaca. Que de todos modos es demasiado nórdica y alta y fría y relativamente encantadora (para el arequipeño y para mí).
Pero cuando el hostel funciona, funciona así (y esos son los momentos licuadamente encantadores):
Pasó medianoche y suena algún tema pop hindú:
Un cordobés simpático lee de un diccionario alemán-español que pertenece a la austríaca alguna palabra alemana al azar. Le muestra el significado en español a uno de los hindúes (son tres) y éste tiene que ayudar a adivinar al resto haciendo mímica. El que se acerca más con su definición, gana. Y la marihuana que me vendió ayer un morocho gordo y de metro noventa en un barcito con aire de secuestro no estaba tan mal. Le digo a mi circunstancial dealer:
- Cómo te llamás?
- Hans.
- No, dale, en serio.
Pone cara de cacique enojado y dice:
- Me dicen Hans.
-Ah, bueno.
Los hindúes son muy graciosos. Casi no hablan español ni inglés pero son extremadamente amables y se esfuerzan por comunicarse, con señas, con una mezcla de hindú, español e inglés. Tienen alrededor de treinta años, toman mucho ron con agua y están hace cinco meses en Lima. Estuvieron en Río comprando pantalones y ahora están esperando el llamado del padre de Apu (los cordobeses apodaron al que hace mímimca, el más carismástico, Apu). El padre de Apu tiene una empresa de ropa o algo así. Llama, da las órdenes, y ellos van a hacer la transacción. Mientras, toman ron y comen huevos pasados por agua. Le digo mi nombre a Apu y cuando él lo trata de decir me río de su pronunciación. Cambia la j por la f, y otras letras más. Pero después le pregunto su nombre y entiendo por qué le decimos Apu. Me recuerda a esos cineastas tailandeses. Apyoyang Peerechantful, o algo así. En fin, mañana supongo que habrá que seguir hasta Trujillo, y empezar a extrañar a los hindúes.
martes, 27 de enero de 2009
Lima nightlife
Se me borró lo que acabo de escribir pero mejor. El tema es que, sí, Lima es peligrosa. La imagen que más recuerdo es estar a la noche en la plaza de Miraflores -la más segura de todas- y tu 'amigo' Martín (que dice haberle prestado su celular a un amigo y que no se lo devolvió) se encuentra con un morocho de pelo largo con aspecto de pesado y adopta un tono de súplica acerca de su celular empeñado. ¿Cómo llegás a empeñar o que alguien te empeñe el celular? Ahí volví a sentir miedo. Yo me voy. Me preguntan si me acompañan hasta mi hostal o hasta un carro y digo no, gracias, y empiezo a caminar. Amigos, señores, un placer. Y camino una cuadra y miro que no me sigan y empiezo a correr. Sólo dos o tres cuadras me separan de mi querido hostal en hebreo. Llego y está mi amigo enfermero. Lo agradezco. La tranquilidad de conversar en castellano sin segundas intenciones. Sin potenciales robos. Lima es pesadita. Supongo que es hora de moverse de destino.
domingo, 25 de enero de 2009
Callao
Esto es una maldita adicción. Como en Buenos Aires. Como viajar. Como otras cosas. Como suplir la ausencia de todo lo que no está. Amigos. Mujeres. Sexo. Humor. Afinidad. Y encima internet gratis. El hostel es lindo, ya lo dije. En el living, a unos metros, dan The Beach, que es de la línea menor de Boyle (Tumba al ras de la tierra; Trainspotting...) pero no está mal. Walter, el encargado de la noche, es de lo más simpático del hostal. Me decepciona un poco cuando se suma a la masa indiscernible de diálogos hebreos gritones y entrecruzados (además odio que hablen mientras miro una película) y cuando le convido cerveza Cristal y dice: no gracias, no tomo ni fumo. Sos como una monja, le digo, pero en inglés (you´re like a noun, tal vez el comentario sarcástico me acerque a las impenetrables israelitas). Endogamia y rock autista. Somos como fantasmas entre seres vivos. Y nuestros compañeros argentinos se fueron hace un rato para Arequipa. Con ellos, y Abel, mi nuevo amigo enfermero, fuimos hoy a Callao (caiao). Media hora por la costa. Si Miraflores (where we are) es la Miami que quiere ser California, llena de gusanos y guardias privados, Callao es La Habana. Una cuba más pobre y afro que Miraflores, un poco más insegura a la noche pero más interesante a la distancia. Autos de los años cincuenta, chicas con algún porcentaje de sangre caribeña o africana y más bohemia. Por mail, un amigo tan entrañable como intelctual me recomienda Barrancos. Será parecido a Almagro o Palermo, imagino en mi alma etiquetante. Dicen que ahí está la bohemia. 15 minutos, 8 soles de distancia. Tomo cerveza del pico mientras la israelí más cerrada y desagradable de todas (frígida anorgásmica?) pasa por atrás mío insultando a alguien en hebreo. Cada tanto siento que hablan de mí pero supongo -aparte de que me señalen- qu es paranoia. Mi amigo Abel conversa con una amiga enfermera, toma de su taza con cerveza y ríe. Reir es tonto mientras se chatea. Escribas ja ja ja o te rías in the real way. O no. Y yo soy un reprimido amargado. De todos modos me cae bien su impericia digital. Su desconocimiento de las técnicas básicas del chateo. Hablo con algunas chicas lindas por msn. Alguna argentina y alguna mitad guatemalteca y mitad peruana. Increíble la cantidad de faltas de ortografía que tienen estos países. Gigantografías con errores ortográficos. La guatemalteca escribe algo largo en su msn. Lo que recuerdo es que escribe 'desaserme'. Todo un record peruano. Un graffiti en el hermoso malecón limeño: hacer el amor es difícil, pero se aprende. Otro: este es el mejor verso jamaz ezcrito: la poesía es una mierda. Una de las cosas que nunca le voy a perdonar a Buenos Aires es la falta de malecón. Supongo que uno se cansa de eso, pero cada tanto te debe dar un aire impresionante. Como dirían las sensuales Brazilian girls y su hit del verano: Río, Montevideo, La habana, Mar del Plata, Miami, Lima...
En fin. Se terminó la cerveza. Deberé volver al Jumbo peruano. Caminar por los boulevares aterciopelados de este barrio de cristal. Barrio Norte con olor a mar y verde. La música electrónica de The Beach se mezcla con el locutor y el off del Winning Eleven y los quejidos en hebrew. Quizás mañana nos mudemos de Hostal. Tres soles más por tener cocina, más cosmopolitismo y menos hebreo de 21 años. Mis amigos argentinos que están viajando a Arequipa se fueron hoy con un israelí muy parecido al Fito Páez de los ochenta. El fito bueno. Marginado por sus amigos (que bien podrían ser la versión rugbier-israelí). Vegetariano y, según mis nuevos 'amigos', gay. Sólo le falta ser judío, comento. El problema no es étnico ni religioso ni post-traumático, por supuesto. El problema es que salvo un autista peruano con su laptop, la sensual logística del hostal está plagada de gente que habla un idioma inentendible. Podrían ser chinos o suecos. Cerrados. No tengo ningún problema con ellos ni con las mujeres ni con los ciertos chilenos o cordobeses o amigos o escritores o familiares. Simplemente soy un chico muy sensible al sutil rechazo. De todas maneras, el mundo está afuera. No en en el aterciopelado agujero interior. No en la cueva masturbante de tu ombligo anatómico. Life is out there, en el pegaojoso consumo de La calle de las pizzas, esa reproducción kitsch de la idiotizante Recoleta-Village, con discotecas donde las chicas te dicen: no deberías generalizar a todas las mujeres, y vos ves alejar la posibilidad de estar con una mujer negra porque te parecen demasiadas demandas para tan poco tiempo de conocerse. Una amiga dice que la relación con las peruanas -y con todos los/as que no son colombianos/as- es difícil. Distante. Hace calor. Es un sótano gratuito con un cumbia extraña. Cada tanto te sentís más local porque pasan algo argentino. Bailás con una treintañera y después con su amiga. Baila con mi amiga, te dice la negrita. De pronto una te pide agua mineral templada y otra te dice que es abstemia y que querría agua mineral fría. Te imaginás como un gringo rubio, pelado, gordo y pelotudo invitando cinco formas distintas de servir el agua mineral a cuatro negritas. Y siempre fuiste bastante tacaño y relativamente pobre (siempre, algo, nos salvará del escarnio). Si no venís a vernos mañana, escarnio público, dijo alguna vez el amigo Levin, de filiación rusa-sciciliana. La líder se enoja. Ves en sus ojos la palabra tacaño. Nombrás una vez más la palabra gringo y creás una susceptible distancia. Váyanse a la mierda. Mejor me quedo en el hostal con mis amigos israelíes mirando películas fallidas de directores que en su juventud tuvieron cierta escocesa lucidez punk. Mi amigo enfermero dice: es un vicio la cerveza. Tomás una y querés más y más. Y así se van los soles. Y las estrellas. Debe ser por la altura, o el estado vacacional, o la cercanía de la playa, o el calor. Extrañaba el calor y la ciudad grande. Lima se parece a Buenos Aires pero con más playa, más pobre, con más contrastes, más analfabeta y negra, sensual y latina. Más anti-castrista y más católica. Hoy entré a la iglesia de Miraflores y me sorprendieron los cientos de fieles repitiendo los salmos del cura viejo con cara de hijo de puta. Mi amigo ex católico me esperaba afuera. Salí cantando 'no importa si te gusta Coldplay'. Trato de sacar la tonada centroamericana. Voz gruesa de negro. Reemplazar la ye y la ll por la i. El vos por el tu o el usted. Disfrazarse. Pasar lo más desaparcibido posible aunque por fin seas rubio entre tanta piel oscura. O por fin seas semi anfalfabeto entre tanta fluidez lingüista del idioma imperialista del cercano oriente. Quizás sea un buen día para irse a dormir temprano. Haber dormido varias horas cuando los exaltados compañeros de pasillo lleguen algo antes del amanecer y como jóvenes dráculas metan antes de que salga el sol a algunas incautas trabajadores nocturnas de la nocturna Lima. Quizás sea hora de mudarse de hostal. O de comprar otra cerveza en el Jumbo. O de conocer Barrancos.
En fin. Se terminó la cerveza. Deberé volver al Jumbo peruano. Caminar por los boulevares aterciopelados de este barrio de cristal. Barrio Norte con olor a mar y verde. La música electrónica de The Beach se mezcla con el locutor y el off del Winning Eleven y los quejidos en hebrew. Quizás mañana nos mudemos de Hostal. Tres soles más por tener cocina, más cosmopolitismo y menos hebreo de 21 años. Mis amigos argentinos que están viajando a Arequipa se fueron hoy con un israelí muy parecido al Fito Páez de los ochenta. El fito bueno. Marginado por sus amigos (que bien podrían ser la versión rugbier-israelí). Vegetariano y, según mis nuevos 'amigos', gay. Sólo le falta ser judío, comento. El problema no es étnico ni religioso ni post-traumático, por supuesto. El problema es que salvo un autista peruano con su laptop, la sensual logística del hostal está plagada de gente que habla un idioma inentendible. Podrían ser chinos o suecos. Cerrados. No tengo ningún problema con ellos ni con las mujeres ni con los ciertos chilenos o cordobeses o amigos o escritores o familiares. Simplemente soy un chico muy sensible al sutil rechazo. De todas maneras, el mundo está afuera. No en en el aterciopelado agujero interior. No en la cueva masturbante de tu ombligo anatómico. Life is out there, en el pegaojoso consumo de La calle de las pizzas, esa reproducción kitsch de la idiotizante Recoleta-Village, con discotecas donde las chicas te dicen: no deberías generalizar a todas las mujeres, y vos ves alejar la posibilidad de estar con una mujer negra porque te parecen demasiadas demandas para tan poco tiempo de conocerse. Una amiga dice que la relación con las peruanas -y con todos los/as que no son colombianos/as- es difícil. Distante. Hace calor. Es un sótano gratuito con un cumbia extraña. Cada tanto te sentís más local porque pasan algo argentino. Bailás con una treintañera y después con su amiga. Baila con mi amiga, te dice la negrita. De pronto una te pide agua mineral templada y otra te dice que es abstemia y que querría agua mineral fría. Te imaginás como un gringo rubio, pelado, gordo y pelotudo invitando cinco formas distintas de servir el agua mineral a cuatro negritas. Y siempre fuiste bastante tacaño y relativamente pobre (siempre, algo, nos salvará del escarnio). Si no venís a vernos mañana, escarnio público, dijo alguna vez el amigo Levin, de filiación rusa-sciciliana. La líder se enoja. Ves en sus ojos la palabra tacaño. Nombrás una vez más la palabra gringo y creás una susceptible distancia. Váyanse a la mierda. Mejor me quedo en el hostal con mis amigos israelíes mirando películas fallidas de directores que en su juventud tuvieron cierta escocesa lucidez punk. Mi amigo enfermero dice: es un vicio la cerveza. Tomás una y querés más y más. Y así se van los soles. Y las estrellas. Debe ser por la altura, o el estado vacacional, o la cercanía de la playa, o el calor. Extrañaba el calor y la ciudad grande. Lima se parece a Buenos Aires pero con más playa, más pobre, con más contrastes, más analfabeta y negra, sensual y latina. Más anti-castrista y más católica. Hoy entré a la iglesia de Miraflores y me sorprendieron los cientos de fieles repitiendo los salmos del cura viejo con cara de hijo de puta. Mi amigo ex católico me esperaba afuera. Salí cantando 'no importa si te gusta Coldplay'. Trato de sacar la tonada centroamericana. Voz gruesa de negro. Reemplazar la ye y la ll por la i. El vos por el tu o el usted. Disfrazarse. Pasar lo más desaparcibido posible aunque por fin seas rubio entre tanta piel oscura. O por fin seas semi anfalfabeto entre tanta fluidez lingüista del idioma imperialista del cercano oriente. Quizás sea un buen día para irse a dormir temprano. Haber dormido varias horas cuando los exaltados compañeros de pasillo lleguen algo antes del amanecer y como jóvenes dráculas metan antes de que salga el sol a algunas incautas trabajadores nocturnas de la nocturna Lima. Quizás sea hora de mudarse de hostal. O de comprar otra cerveza en el Jumbo. O de conocer Barrancos.
sábado, 24 de enero de 2009
Miraflores
estoy en lima, internet gratis en el relativamente agradable hostel pero en hebreo(Shablul Hostel: 15 soles la primera noche; 22 después; el resto sale 10 dólares per night; saladix Lima). Lindas hamacas paraguayas y sillitas, tomando cerveza Zenda con un compañero nuevo de bs as que es enfermero. el resto, un español, un arequipense y todos israelies. alienados viendo dvd's o jugando a la play después de dos años (ellas) o tres (ellos) del maldito servicio militar. como una colonia de ex heroinómanos en etapa de recuperación.
cenamos comida china. miraflores es linda, como una pequeña manhattan. lugar algo peligroso aunque no parece, desde acá es una mezcla de country, desperate housewives, manhattan y california.
falso pero real. en el supermercado Vivanda -muy parecido a jumbo- cambio dólares porque en el hostel son más duros los dueños israelies. 3 vs. 3, 15. escuchar todo el tiempo shalom, shalom me recuerda a un gran amigo. el nuevo compañero circunstancial de viaje que conocí en el bus -condenado a los argentinos- es más antisemita que yo y dice que le produce cierta incomodidad y que le gustaría más diversidad. yo, más empírico, le digo que también preferiría cuatro irlandesas, tres chilenas, dos italianas, y menos hombres, pero es lo que hay, brother. yo con que las pocas chicas que hay hablen inglés cuando estoy cerca estaría contento. cierto que son algo cerrados/as, aunque es entendible, ese país rico pero chiquito, rodeado de árabes, en esa sociedad psicótica, después del largo servicio militar. en fin, las chicas lejos o incomunicadas, pero bien, con ánimos para ecuatoriar. llegar a lima fue duro: 24 hs. de viaje, goteras en mi asiento y falseado el botón del sutil asiento reclinable. me hice amigo de una familia cuzqueña: vidal, el hijo único y sus padres cocineros dueños de un restaurante. me voy porque temo que lean acá en el living que mi abuelo era espía nazi. las limeñas son lindas, más caribeñas. algunas partes son réplicas de recoleta. pero es más amplio, más relajado. mucho gringo tomando pisco sour con morocha brasileña/venezolana/colombiana/arequipeña. una mezcla de palermo y recoleta, más exclusivo. el resto de lima que vi da bastante miedo: miradas hostiles, una gran constitución. un amigo por mail: si te rechazan todas las argentinas, lo cual es esperable considerando su mala voluntad para chicos tan bien dispuestos, su perfidia y des-libidinización práctica (son libidinizadas abstractamante, sobre el mundo femenino y sobre sí mismas: hay una conexión entre individualismo y trascendencia, un viejo tema cristiano que en las clases medias porteñas caló hondo). ayer una taxista les robó con un arma a una pareja que volvía al hostel. en fin, tengan cuidado al elegir chofer, en especial cuando es mujer, ya saben, nunca fueron grandes conductoras. todo el tiempo suena el timbre y llegan pizzas. por youtube bandas de rock israelíes. la maldición del karma. reencarnarás en tu nieto y convivirás ad infinitum con israelies idiotizados por una guerra que vos ayudaste a crear. los israelíes siguen mirando series de sony idiotizantes o comedias estúpidas con chris tucker. como si estuvieran en su casa y sus padres y presidentes hubiesen muerto. la resaca -el hangover- del señor de las moscas. kurtz murió de grasa y sobredosis, los palestinos quedaron sepultados bajo una bomba h. ahora que hacemos? la guerra parece que te quema los sesos. los chicos con lentes lennon y pelo largo, o en boxer deambulando por el living porque se les cerró la puerta de la habitación después de ducharse. trato de practicar mi inglés. so what are you going to do after the war and the holidays? (no sé cómo decir servicio militar y digo guerra). no sé, dicen, pero en unos días me voy a brasil. o: algo relacionado con diplomacia, derecho internacional. o: esa es la gran pregunta, responden las rubias remilgadas y vuelven su cabeza como dura de crack en un oscuro cuarto del bronx hacia el gris resplandor de la tv. videos de chicas brasileras en you tube, el lejano calor de un mundo hermoso pero pobre que no les tocó en suerte y charlas en hebreo por sky con las madres. ansiedad, tensión, nostalgia, winning eleven y ganas de coger y olvidarse de todo. me siento un testigo en una clínica estadounidense para ex combatientes de vietnam. suerte que mi nuevo amigo abel es enfermero. por supuesto: vinieron los israelíes y no me animé con los chistes nazis pero ya les mandé un advance: él es abel, y yo soy caín.
viernes, 23 de enero de 2009
Approaching to Lima
luche y vuelve, compañero, me digo (supongo que cuando uno empieza a viajar solo empieza a hablar más consigo mismo). todo pasa, inclusive el calor, le digo a un amigo porteño por mail (y en mi caso, la soledad). acá yendome en un rato de cuzco a lima, mis amigos porteños se vuelven y los terribles catalanes se van para arequipa. primera vez solo. lima es peligrosa pero supongo que interesante. en parte me voy de cuzco porque la plata se va en alcohol y drogas de modo terrible. dos días sin dormir. bolivia es mucho más barato por el cambio pero en especial porque no tiene noche. personajes simpáticos: un pibe de metro cincuenta muy amanerado que tiene una función rara en el boliche de los argentinos. agarra botellas, prende y enciende luces, corre todo el tiempo, pasa entre los altos rugbiers y sonríe con mirada ladina. una noche, borracho, conversamos. un dealer que te cuenta -en la terraza, al amanecer- que se fue de lima hace unos días porque encontró a su novia y a su mejor amigo juntos en la cama. y cuando te lo cuenta empieza a llorar. le decís algunas cosas que te agradece. el alcohol te pone verborrágico. en la terraza, días atrás, chilenos tapados con sus bolsas de dormir, acostados en el piso de madera. tutan kamon probó el san pedro a los veinte años.
pero basta, volvamos a las cosas sanas. basta de drogas, alcohol, ahora vas a estar solo y te vas a tener que cuidar a vos mismo. como siempre pero un poco más. otra razón positiva para alejarme: estar con cuatro personas que fuman tabaco todo el tiempo y compran cervezas, sumado a algo de porro no es lo mejor para seguir sin fumar. pasé la barrera de no fumar cigarrillos enteros pero mantengo la de no fumar de día y no comprar. compré algún atado para 'compensar' a un amigo por los cigarrillos o mitades de cigarrillos que le fumé. pero se viene la limpieza. se viene el infierno cuzqueño. un amigo me dice: joya, llegás al mediodía, dejás mochila en la terminal y a la noche te vas. ¿y no conocer lima de noche? veremos. extrañar: amigos, asados, una noche de rubias frígidas-distantes y fernets helados por palermo. dicen que viajando solo es más fácil conocer chicas. los catalanes dicen que lima es horrible y varios que hay mucho ratero. y bazookero (adicto al crack o pasta base). be careful, brother. faltan dos horas para el viaje de 22 horas: miedo al colectivo, a las películas que van a pasar, a lima, a la soledad. pero todo lo que no me da miedo no me interesa. además, le dije a tanta gente que iba a llegar hasta ecuador que ahora no puedo no hacerlo. al menos subamos un poco más. además va a ser más barato. alejarme del turismo histérico cuzqueño y de los catalanes y de mis nuevos amigos. volver a cero. dejé de escribir en mi diario cuando empecé a escribir posts. siempre se pierde y se gana algo. adiós encantadora terraza, adiós metálico cuzco, adiós amigos de terrasa. volveré a esta ciudad pseudo incaica. a estas ruinas de mierda y este constante acoso de ofertas comerciales. o no.
miércoles, 21 de enero de 2009
El bluff de la noche cuzqueña
acá bien, mañana yendo a Macchu Pichu. En el hostal, Pablo trata de sacar A perfect day. Le voy a llevar la letra de Lobo López, de Kiko Veneno con Calamaro. Dice que se la sabía. Pablo es medio amigo-pariente lejano de Gloria, la mujer de Damián Terrasa. Qué pequeño es el pañuelo, decía el ex maestro.
Después del Macchu Pichu creo que iré a Arequipa, segunda ciudad peruana, costera, donde se come muy bien. Vengo de un mc pollo y un café en Mcdonald's, un no-lugar donde quería estar un rato desde hace días. Una japonesita chequea su vida virtual en una mini laptop con etiquetas de Inglaterra y otras. Como si estuviese viajando hace años, enchufada a esa maquinita. Pienso en hablarle pero digo no, para qué. Ayer reboté tanto que me dieron ganas de jugar al flipper. La única diferencia en este mac son las paredes y las mesas, que tienen un mapita pop de la zona cusqueña, y los tarritos que te dan para servirte aderezos, como se hacía en el añorado Pumper Nic (que tuvo una muerte más rápida que la UCR porteña). Hay tres aji cuzqueño, o algo así. Probé el más suave: power. Ocote y otros ajíes no sólo te queman la boca (con la cerveza van muy bien), sino que después dejás toda tu humanidad intestinal en el baño.
Hoy en el hostal voy a hacer de nuevo guacamole y el catalán repetirá su sólida tortilla española. Trataré de estar cerca para aprender. Hablé de Pablo y Ariel, mis amigos grandes cocineros, y de aquellos duelos culinarios. Las chicas siguen rechazándome pero no importa. Hay que aprender a estar solo, a des-obsesionarse con eso, a aprender que hay otras cosas importantes, otros modos de pasarla bien y convivir con esa constante aceptación-rechazo del mundo. El abrazo de una mujer es la aceptación del mundo es una idea bastante cerrada y estúpida (que se me ocurrió hace unos días). Es decir, incompleta. La aceptación del mundo también es el cariño de los amigos, el reconocimiento laboral, la relativa paz con uno mismo (el mundo).
Y un buen porro con siete chilenitos que viven su eterna adolescencia.
Que lo encienda el argentino. Ok, chicos, no tienen que insistir mucho. Ayer uno de los ex nacional buenos aires -también adolescentes de 21 en plan viaje de egresados reloaded- con los que compartí las quince horas de espera en la terminal del tren de villazón me dijo aprendimos a quererte. Simpática frase. El catalán dice que ante las chicas tengo que esconder el humor negro y las miserias.
Por momentos ganas de volver -de estar ahí con amigos pero bueno, deberé seguir en este día de la marmota: porro y cerveza y rechazo de perras argentinas hijas de puta. Ayer estaba bailando con una y después de dos horas me dice:
- ¿Puedo decirte algo?
- Sí, claro.
Me lleva hasta las escaleras, apartados.
- Quería avisarte que entre nosotros no va a pasar nunca nada.
- ¿Y para eso tenías que traerme hasta acá?
Por otro lado un compañero se acuesta cada noche con una chica distinta. El objeto sexual de las chicas. Pero las estadísticas son malas (algo es algo). Igual peleo la zona de promoción. En fin, me voy a comprar una palta y elementos guacamolescos.
Después del Macchu Pichu creo que iré a Arequipa, segunda ciudad peruana, costera, donde se come muy bien. Vengo de un mc pollo y un café en Mcdonald's, un no-lugar donde quería estar un rato desde hace días. Una japonesita chequea su vida virtual en una mini laptop con etiquetas de Inglaterra y otras. Como si estuviese viajando hace años, enchufada a esa maquinita. Pienso en hablarle pero digo no, para qué. Ayer reboté tanto que me dieron ganas de jugar al flipper. La única diferencia en este mac son las paredes y las mesas, que tienen un mapita pop de la zona cusqueña, y los tarritos que te dan para servirte aderezos, como se hacía en el añorado Pumper Nic (que tuvo una muerte más rápida que la UCR porteña). Hay tres aji cuzqueño, o algo así. Probé el más suave: power. Ocote y otros ajíes no sólo te queman la boca (con la cerveza van muy bien), sino que después dejás toda tu humanidad intestinal en el baño.
Hoy en el hostal voy a hacer de nuevo guacamole y el catalán repetirá su sólida tortilla española. Trataré de estar cerca para aprender. Hablé de Pablo y Ariel, mis amigos grandes cocineros, y de aquellos duelos culinarios. Las chicas siguen rechazándome pero no importa. Hay que aprender a estar solo, a des-obsesionarse con eso, a aprender que hay otras cosas importantes, otros modos de pasarla bien y convivir con esa constante aceptación-rechazo del mundo. El abrazo de una mujer es la aceptación del mundo es una idea bastante cerrada y estúpida (que se me ocurrió hace unos días). Es decir, incompleta. La aceptación del mundo también es el cariño de los amigos, el reconocimiento laboral, la relativa paz con uno mismo (el mundo).
Y un buen porro con siete chilenitos que viven su eterna adolescencia.
Que lo encienda el argentino. Ok, chicos, no tienen que insistir mucho. Ayer uno de los ex nacional buenos aires -también adolescentes de 21 en plan viaje de egresados reloaded- con los que compartí las quince horas de espera en la terminal del tren de villazón me dijo aprendimos a quererte. Simpática frase. El catalán dice que ante las chicas tengo que esconder el humor negro y las miserias.
Por momentos ganas de volver -de estar ahí con amigos pero bueno, deberé seguir en este día de la marmota: porro y cerveza y rechazo de perras argentinas hijas de puta. Ayer estaba bailando con una y después de dos horas me dice:
- ¿Puedo decirte algo?
- Sí, claro.
Me lleva hasta las escaleras, apartados.
- Quería avisarte que entre nosotros no va a pasar nunca nada.
- ¿Y para eso tenías que traerme hasta acá?
Por otro lado un compañero se acuesta cada noche con una chica distinta. El objeto sexual de las chicas. Pero las estadísticas son malas (algo es algo). Igual peleo la zona de promoción. En fin, me voy a comprar una palta y elementos guacamolescos.
lunes, 19 de enero de 2009
Cachipun: relato gringo-cuzqueño con moraleja posmoderna
Salís de la terraza del hostal porque no puede ser estar todo el día encerrado. Aunque sea una terraza está dentro de una ciudad. Que casi no conocés. Además, cayeron unos chilenos que se parecen a los 7 enanitos de los autos locos y un peruano que se parece demasiado a los actores que en Hollywood hacen de secuestradores o narcos o a un encuestador del sur con el que hiciste un boca de urna. Ya saben, piel morocha y granulada. Pelo negro pajizo. Mirada de indio no amiga de gringos. Pero todo bien. Un amigo dijo que él salía en un rato pero le contesté que me iba ahora. Compré golosinas, doritos, estilo doritos picante, pseudo-doritos ultra picante, me compré una Inka cola, mandé mail a la sede peruana de una institución privada internacional quejándome de sus servicios.
Al salir del ciber vuelvo a la avenida y una simpática y morocha gordita me toca el hombro desde atrás. El envase de la Inka. Me había olvidado, perdón. Ella me prestó el envase pero me pidió que después se lo devuelva. Volvemos a la galería. Pasamos por un locutorio y pienso en llamar a alguien pero a veces las llamadas me parecen falsas, como las fotos. Un gesto turístico demasiado gastado. La gordita peruana conversa con otra chica. Dale este envase que está limpio, dice la otra. La gordita pasa el agua mineral de la botella limpia a la más usada (sin etiqueta). Me pasa la botella de agua mineral vacía limpia. Paso la mitad llena de la Inka a la botellita de agua. Mientras lo hago muerdo el sorbete o pajita (acá le dicen cañita) y temo volcar pero lo logro. Misión cumplida. Una vez más logramos esconder lo inutiles que somos para las cosas prácticas. Caminás por la avenida una vez más pero ahora con una botellita transparente con un líquido amarillo y con una cañita. Es rica. Dejos de maracuyá o algo así. Das vueltas. Vas al baño en Mcdonald´s (lleno: la gente busca constantemente recuperar su seguridad ontológica, especialmente en el gran sublimador de las frustraciones, la comida). Pasás por el callejón de los deseos, los dealers te acechan (lleno: la gente busca constantemente... bla bla bla), decís lo que le enseñaste a decir a un ex acohólico y estadounidense (no, Bush no, Jim): no, gracias. ¿No graciáis? No, gracias. Ah, ok. Son las cinco de la tarde y estás en el balcón de un bar que da a la Plaza de las armas tomándote un pisco sour. Llega un tipo rubio con canas y medio pelado que en este momento te recuerda al principio de Lolita. El humo, él pide un cenicero, una copa de vino y se sienta a mirar el atardecer. Estás aburrido y casi no tuviste oportunidad de practicar tu inglés. Ireland or England?, preguntás para romper el hielo. Un amigo de viaje que se parece a Batistuta dice que siempre empezás con un chiste. Jim te cuenta fragmentos de su vida. Trabajó sin parar hasta los cincuenta años. Nunca se tomó vacaciones más largas que de una semana y media. Era ingeniero en programación. Había dejado de fumar pero estaban mal con su ex mujer, ella empezó a fumar y él volvió. Se separó, renunció a su trabajo y profesión y se fue de viaje. Hizo tres veces la experiencia del San Pedro. Vio que la energía es irradiada por las montañas, las plantas y las personas. Le pidió a San Pedro que lo protegiera de la bebida y San Pedro le contestó: es sólo uno el que siempre elige. Jim roza el estereotipo del estadounidense idiota que recién se da cuenta de lo interesante que es viajar cuando está por jubilarse. Yo comento que hace unos días, en Bolivia, comprendí que lo importante son las relaciones. Cómo vos te relacionás con el mundo, o sea con las personas. Amigos, parejas, etcétera. I agree, dice el yankee. Te recomienda hacer la experiencia del San Pedro con la gringa. La casa de la gringa (Leslie) está en las afueras. 70 dólares. Uff. Dice que la experiencia puede ayududarte con la tartamudez. Le decís que no es en este momento tu mayor preocupanción. Dice que igual, para las otras cosas. Jim aclara que el San Pedro es algo espiritual, no una droga. Unas chicas estadounidenses venían de consumir hongos (mushrooms, dice Jim) y querían probar otra cosa. El espíritu al principio que te admite o no para la experiencia (el espíritu es traducido por un Chamán que te tira las hojas de coca) las admitió. A la noche lo vieron a San Pedro. Se les acercó y les dijo: no soy una droga, soy espiritual.
Jim, al igual que los catalanes, viaja hace siete meses. Are you going down from Mejico?, le pregunto. No. Estoy hace dos meses en Cuzco. Me gusta quedarme mucho en una ciudad. Conocerla. Los últimos cuatro meses los paso en Asia. ¿Corea? No. Tailandia (tailandia, pienso con un brillo en los ojos), Laos, Vietnam. Desde Nepal me vine a Cuzco. 27 horas de viaje. El pide otra copa de vino y yo otro pisco sour. El dice: aunque no me hayas pedido consejo, te lo voy a dar: te recomiendo hacer el San Pedro, que no es una droga, sino algo espiritual. Le pido una seca del cigarrillo. Está roto. Nos despedimos en la puerta, junto al callejón de los deseos. Doy una vuelta para no pasar por ese callejón.
En el baño de Mcdonald´s te encontrás con una chica que te parece perfecta para la vida, la mesita de luz, la de café, la cama, las calles empedradas y empinadas de Cuzco y para compartir una cerveza. Pulóver de llama, sonrisa fácil, estatura femenina mediana, edad algo menor a la propia. Objetivo identificado. Robot acercándose a sujeto femenino. Presión arterial en aumento. Riesgo de paro cardíaco 7% pero en aumento. Pensás en la cerveza pero decís: Hola, ¿no querés ir a tomar un rico capuccino a Mcdonald's?
Ella, más hippie que chic, dice: no, gracias, sólo vine al baño, no estoy acá.
La chica de tus sueños se fue, una vez más tu Cenicienta perfecta se convirtió en calabaza de piel palermitana. Y vos todavía no pudiste articular la palabra cerveza. Pensás en -premio consuelo- comprar una cerveza de litro fría y llevarla con unos falsos doritos picantes a la terraza del hostal. Esa terraza se está volviendo peligrosa. El grupo de chilenos fantásticos se la pasa jugando al cachipun. Lo que acá llamamos piedra, papel o tijera. Llego y digo: Chi-chi-chi, le-le-le. Yo pensaba en Chile bajo la magnífica conducción de Bielsa pero un chileno con poca centolla en sangre agrega: uni-ver-si-dad de Chi-le! Peor hubiese sido hincha de la católica. U-ce-ce. To to to. Li li li. Ca ca ca. Los chilenos definen toda acción que debe hacer alguien del grupo por Ca-chi-pun. Ahora harán otro para ver quién enciende el tulipán (porro o chistoso con forma de tulipán). Gana el catalán, que necesita fumar para la inspiración. Canta El caladito con voz gitana-flamenca de bulerías. Los chilenos se van. Aprovechás para irte. Escribís esto. Un tipo de treintaipico con acento de porteño del Norte dice a sus amigos manda un besito mamá y papá. Y que se vayan a la concha de la lora. Los inserts o mini-flah backs del pasado te salvan de un potencial suicidio o exilio. Siempre tuve problemas con los amigos (y con todas las relaciones humanas en general) pero ahora podría decirte que estoy bastante contento y orgulloso de los amigos que tengo. No me fío de lo que tuve sino de lo que tengo. Amigos. Una madre con una sensibilidad heredada que por momentos parece no carburar del todo bien pero que cuando carbura despide un brillo bastante peculiar e intenso que vive en una casa con jardín. Un padre que a lo lejos, y desde la comodidad escrita del mail, parece convertirte como en Volver al futuro II en alguien mucho mejor de lo que sos. Una carrera que la gente no sabe qué es o le parece lejanamente interesante. Chicas de carreras 'pesadas'/serias/tracionales/hiper-burguesas, sáquense por un sol una foto con la llama, con el coya-fashion que vende remeras de diseño propio y se acuesta con gringas modelos, o con el sociólogo tartamudo que viaja solo pero se sumó al viaje de dos amigos comunicólogos en Potosí y no se acuesta con nadie. Leés la emocionante crónica de Volquer. Lo mismo. Gracias. Pero no sé qué es Botul. Igual algo con la sílaba bo encontraré. Escribir es como sacar fotos: o vivís o fotografias. ¿O ambas? Escribir es olvidarte de los comments y las visitas, alguna vez tendré un affaire con el alcohol y el pisco sour al atardecer es un trago que mejora la estadía en Cuzco.
Si a veces se hace necesario cambiar de color, ver verde es mucho mejor que blanco (a menos que hablemos de un blanco sour).
Vayan anotándose para el asado porteño con los catalanes.
El único blog con resentimiento social que también regala premios!
domingo, 18 de enero de 2009
El hostal del procurador
Al igual que en La Paz, donde parece que 'la movida' está en el hostal El Carretero, acá tampoco encontramos lugar en Fénix, pero encontramos a la vuelta un hostal que es bastante lindo. Además de la cocina (un bien preciado que se extingue al salir de Jujuy: nadie quiere caer en cama y tener que volverse por un plato económico pero cuyas condiciones sanitarias son indeterminadas), este hostal tiene una terraza de puta madre. Estilo deck, con techito, sillones, y una vista impresionante de techos de tejas. Ningún edificio y dealers agazapados en los rincones oscuros. Uno de mis amigos anoche compró un papelito por doce soles y ahora está en algún lugar de la ciudad. Yo, chico bueno y católico, me acosté temprano, después de algunas secas y una cerveza. Me levanté a las nueve y mi amigo tomaba cerveza en la terraza. Siguió así hasta hace un rato, hasta que dijo voy a caminar. Algunos duermen y otros no. Cuzco es demoníaca. Pedro y Pablo, los españoles que conocimos en el hostal, dicen que Mexico DF está llena de europeos mendigos que se quedaron atrapados en la ciudad. En Cuzco hay mujeres que te ofrecen distintos tipos de masajes, desde tailandés al pahlaniukiuano de los pies. Una hora por quince soles. Pero somos racionales y conservadores y no nos animamos a entrar a lugar demasiado oscuros. Pedro y Pablo promedian la treintena y están viajando hace siete meses, bajando desde México. El gitano Pedro se metió al mar en Lobitos, una playa peruana cerca de Tampica (pasando Lima). Como vive en Ibiza, dice, está acostumbrado a nadar desnudo. Acá se metió con el bañador pero después se lo ató al tobillo y estuvo en el agua cinco horas. Cuando salió sintió cierta molestia en el pene. Al día siguiente vio que tenía una infección todo a lo largo del mismo. Le había picado una medusa (agua viva). Hace una semana, en otra playa peruana, le picó algo (quizás una araña de mar: son venenosas y acechan cerca de la orilla) y el tobillo empezó a hinchársele. Una semana después, reposa en la terraza del hostal y todos los días se levanta para tomar un taxi que lo lleve al hospital, se tira boca abajo en una camilla, le dan dos inyecciones y entre dos enfermeras le aprietan la herida infectada para sacarle el pus y el veneno. Duro. Pablo es profesor de matemáticas y física, pero en sus ratos libres se dedica a la música y a viajar. A diferencia de Pedro, Pablo viaja con seguro médico pero no le pasó casi nada: sólo tuvo que sacarse dos muelas. Así que aquí estamos: varados por diferentes motivos en una terraza encantadora. Dos catalanes que pasaron demasiadas temporadas en Ibiza se dedican a tomar antibióticos y parecen en boxes, añorando el standard básico de salud que les permita salir a desplegarse en la noche. Pablo toca rumbas y canciones flamencas. Tiene un rasguido muy personal de mano derecha que combina con percusión, con momentos de un sonido que hace con la boca (estilo trompeta, su ex instrumento). El cover que hace de Te echo de menos, de Kiko Veneno, por ejemplo, es un contundente.
Anteanoche fuimos a un boliche lleno de argentinos y se me pegó un guía turístico de Arequipa: Juan Carlos. Al principio era un peruano simpático con el que intercambiábamos datos de países distintos, pero pasaron las doce y se convirtió en una garrapata. En un momento nos cruzamos en la plaza con los rugbiers, se pusieron a hablar de fútbol. Más tarde entramos a un boliche llamado Mamma Africa y por diez minutos el arequipense me reclamaba que debería haberlo defendido, es decir, haber alabado al fútbol arequipense, del que no tengo la más mínima idea. Hago lo que puedo, le dije, y alguna frase que no recuerdo pero supongo que más efectiva porque no volvió a mencionar el tema. Por suerte se quedó dormido en un sillón, pero sobre mi campera. Me crucé a unas limeñas y les pregunté cómo resolver la situación (sacar mi campera sin que se despierte Juan Carlos). Sólo sacalas, me dijeron. Efectivamente, el arequipeño era un tronco.
Tanto hablar de Cuzco, la noche cuzqueña, bla bla bla. Todavía no la vi. Lo único que vi es fácil acceso a drogas. Pero estos dos boliches son una mierda. En el de argentinos puros (95% argentinos, 5% limeños, arequipenses y otros) hay una voz en off aporteñada que cada media o una hora dice: y ahora, por los próximos cinco minutos, todos los tragos y la cerveza, dos por uno, ¡aprovechen!
Algo simpático del mercado son las señoras con sus puestitos de jugos de frutas (por la cercanía de la selva, hay mucha fruta y barata). Pasás y mientras agitan el diario del día, te dicen: pase, amigo, o pase, joven, siéntese.
Leer el diario y tomarte una jarra de jugo de papaya con naranja: dos soles y medio (tres pesos). El lugar supongo que se parece a lo que era antes el Abasto. Un gran mercado de puestitos apretados, pasillos angostos, moscas, olores distintos de frutas, carnes, verduras, aceite friéndose.
La primer noche en Cuzco (van dos), mis amigos compraron unos papelitos en el boliche argento. Eran las ocho de la mañana y estábamos caminando por la parte alta de Cuzco. Yo no podía más, siempre fui un chico sanito que sólo toma alcohol, y mis amigos de una semana se habían convertido en Jekyll y Hide. El guasón y el muerto vivo. Uno era tarzán y otro el hombre de hojalata. Superman vs. Dimitri el teletubbie. La última cerveza que tomamos en el boliche fue una tortura. El guasón estaba por ahí, correteando chicas. Y yo me había quedado cerca de la barra con Dimitri. Apareció una cerveza y mi compañero tomó y me convidaba. Yo no podía tomar más nada así que se la devolví. Pero él me la devolvía como ofendido. Después de repetir la misma secuencia (tomar un traguito y devolvérsela), empecé a fingir que tomaba y la devolvía. Suerte que no se dio cuenta porque la white powder te puede poner malito.
En fin, por lo pronto volví a mascar coca para alejarme del tabaco. Todos fuman alrededor y es díficil no robar secas. Pero me mantendré incólume, estoico frente a esta Sodoma y gomorra andina. O no. Lo más preocupante, como siempre, es la economía. El riesgo es gastar el dinero de varios días en una noche de excesos. El exceso blanco te lleva a un consumo continuo y extendido de cerveza, y la cerveza es cara. Y bajar es difícil. Por otro lado la gente habla del San Pedro. En el mercado te venden por diez soles una botellita de coca con un líquido verde. Dicen que es San Pedro hervido por siete horas. Tenés que tomarlo en ayunas sino lo vomitás. Y hay que estar en un lugar abierto y con alguien que te cuide. Otra droga posible para el gringo sodomizado por el capital y la vida burguesa, en busca de aventuras latinoamericanas e indómitas en sus cortas vacaciones.
Dicen que el mejor modo de conocer una ciudad es perderse en ella. Yo por ahora camino por las avenidas.
viernes, 16 de enero de 2009
Cuzco
Llegamos a Cuzco a la mañana. Éramos cinco, pero uno se agarró una infección intestinal en Copacabana y se volvió con su novia hacia La Paz.
La Isla del sol es un bluff: lo único simpático son los chanchitos que pasan por la playa. A la madrugada se llevaron toda la comida que habían llevado los rugbiers junto a la carpa y alguien se llevó dos pares de zapatillas (de cinco, de la misma carpa).
Adolescencia, argentinidad y rugby es una combinación nefasta.
Llegamos a la parte sur, caminamos tres horas, nos cobran peaje los de la comunidad, y todo para llegar a la playa norte, que parece una playita exclusiva de Mar de las Pampas.
Uno con el tiempo de viajar en Bolivia se vuelve fóbico al argentino, al chileno y al cordobés. Sobredimensionada seguridad ontológica, glotón, invasivo, expansivo. En fin, Cuzco parece más cosmopolita (es decir, el 90% de turistas argentinos de Bolivia se disuelve en más colores nórdicos-europeos). Me pregunto por qué me cae bien el europeo y por qué no me molesta tanto el brasilero. El europeo es silencioso, casi no lo detectás. Y el brasilero es jodón adolescente pero está en la suya, están en el fondo del micro o bus haciendo bardo pero es un bardo interno, alegre, idiota pero inofensivo. El problema con el cordobés, el chileno, el argentino (y ayer me crucé con un grupo de paraguayos, y unas chicas tucumanas, todos de esa nefasta proto-clase media alta que tan bien retrata Martel, miserable y tacaña) es que está todo el tiempo quejándose de todo, y cuando no, hace chistes idiotas. Verborragia, miserabilismo e instinto policíaco. Voy a tratar de escapar al menos del instinto policíaco y, con un poco de esfuerzo, del miserabilismo.
En fin, yo también soy argentino, y porteño. Gringuito.
El sol está 10% más caro que el peso argentino pero en el mercado comés por tres pesos. Difícil escapar del frito: pedís arroz con huevo y te traen además papas, huevo y salchicha, todo freído en un aceite usado. Pero no es para tanto, rico y barato.
Lo mejor de Copacabana es la trucha. El resto es una plaga de langostas consumistas o hippies que se creen una mezcla del Che y Bob Marley llamados genéricamente argentinos.
Mis compañeros de viaje dicen que etiqueto demasiado, todo el tiempo.
Hay que buscar un hotel porque en el que estamos nos dieron la habitación junto a Informes, y fue una tortura. Turistas (no voy a decir de qué país) llegando todo el tiempo, preguntando idioteces. Más tarde un peruano hablando de modo largo, pausado y cansino sobre Macchu Picchu. Usando el nosotros, como el político en campaña. Es decir, el peruano-guía ofrecía sus servicios y su tarifa en dólares y decía: y entonces iremos a Aguascalientes, comeremos un almuerzo liviano y caminaremos...
Recuerdo a un amigo en Navidad que me dijo que se metió por un camino ilegal. Llegó en lianas al Macchu. Todo embarrado. Un guardia le pidió la entrada. Pasó una noche en la cárcel. Duro. La ilegalidad siempre es tentadora. El contra-robo.
Llueve otra vez. Todos los días. Perú es parecido a Bolivia pero un poco más facho y con un poco más de glam. Oriente. Si a eso le sumás la pobreza, el nacionalismo, las bicis y moto-taxis, los viejos y chiquitos autos japoneses, estás bastante cerca de Vietnam.
En fin, mis compañeros se van del ciber. Arrivederci, Roma.
La Isla del sol es un bluff: lo único simpático son los chanchitos que pasan por la playa. A la madrugada se llevaron toda la comida que habían llevado los rugbiers junto a la carpa y alguien se llevó dos pares de zapatillas (de cinco, de la misma carpa).
Adolescencia, argentinidad y rugby es una combinación nefasta.
Llegamos a la parte sur, caminamos tres horas, nos cobran peaje los de la comunidad, y todo para llegar a la playa norte, que parece una playita exclusiva de Mar de las Pampas.
Uno con el tiempo de viajar en Bolivia se vuelve fóbico al argentino, al chileno y al cordobés. Sobredimensionada seguridad ontológica, glotón, invasivo, expansivo. En fin, Cuzco parece más cosmopolita (es decir, el 90% de turistas argentinos de Bolivia se disuelve en más colores nórdicos-europeos). Me pregunto por qué me cae bien el europeo y por qué no me molesta tanto el brasilero. El europeo es silencioso, casi no lo detectás. Y el brasilero es jodón adolescente pero está en la suya, están en el fondo del micro o bus haciendo bardo pero es un bardo interno, alegre, idiota pero inofensivo. El problema con el cordobés, el chileno, el argentino (y ayer me crucé con un grupo de paraguayos, y unas chicas tucumanas, todos de esa nefasta proto-clase media alta que tan bien retrata Martel, miserable y tacaña) es que está todo el tiempo quejándose de todo, y cuando no, hace chistes idiotas. Verborragia, miserabilismo e instinto policíaco. Voy a tratar de escapar al menos del instinto policíaco y, con un poco de esfuerzo, del miserabilismo.
En fin, yo también soy argentino, y porteño. Gringuito.
El sol está 10% más caro que el peso argentino pero en el mercado comés por tres pesos. Difícil escapar del frito: pedís arroz con huevo y te traen además papas, huevo y salchicha, todo freído en un aceite usado. Pero no es para tanto, rico y barato.
Lo mejor de Copacabana es la trucha. El resto es una plaga de langostas consumistas o hippies que se creen una mezcla del Che y Bob Marley llamados genéricamente argentinos.
Mis compañeros de viaje dicen que etiqueto demasiado, todo el tiempo.
Hay que buscar un hotel porque en el que estamos nos dieron la habitación junto a Informes, y fue una tortura. Turistas (no voy a decir de qué país) llegando todo el tiempo, preguntando idioteces. Más tarde un peruano hablando de modo largo, pausado y cansino sobre Macchu Picchu. Usando el nosotros, como el político en campaña. Es decir, el peruano-guía ofrecía sus servicios y su tarifa en dólares y decía: y entonces iremos a Aguascalientes, comeremos un almuerzo liviano y caminaremos...
Recuerdo a un amigo en Navidad que me dijo que se metió por un camino ilegal. Llegó en lianas al Macchu. Todo embarrado. Un guardia le pidió la entrada. Pasó una noche en la cárcel. Duro. La ilegalidad siempre es tentadora. El contra-robo.
Llueve otra vez. Todos los días. Perú es parecido a Bolivia pero un poco más facho y con un poco más de glam. Oriente. Si a eso le sumás la pobreza, el nacionalismo, las bicis y moto-taxis, los viejos y chiquitos autos japoneses, estás bastante cerca de Vietnam.
En fin, mis compañeros se van del ciber. Arrivederci, Roma.
jueves, 8 de enero de 2009
Potosí-La paz
lo bueno de viajar es la velocidad con la que generás y dejás atrás pequeñas socializaciones.
estoy en la puerta de mi habitación, en el Copacabana Hotel, Potosí.
la cerradura se traba, está forzada. Junto a mí, Sebastián confía en mi habilidad para reproducir los movimientos del conserje andino.
Aparece una rubia desde el fondo del pasillo y nos dice que si no podemos entrar a nuestro cuarto, vayamos a tomar clericó a su habitación. no todos los días aparecen esas invitaciones.
en el cuarto hay un pibe rubio con ropa nike y un pibe de pelo castaño y ojos culo de botella.
decís cosas que hacen reir a la rubia.
ella es de palermo y estudia fotografía; el de anteojos -el líder, el que hace el clericó: 'emborracha y alimenta', repite todo el tiempo- estudia historia y el rubio hotelería. los dos de bariloche y residen en buenos aires. mañana se van para sucre en la camioneta del de anteojos, después siguen para el amazonas, el rubio se despide de los otros dos -la pareja- y vuelve a buscarlos en dos semanas. dejan a la rubia en la frontera con argentina y suben para perú. vienen de chile. tratan de vender la camioneta chevrolet astro (importada de ee.uu.; no se conoce en argentina). tienen una posibilidad, sino van a probar en paraguay. al poco tiempo estás caminando por potosí, hacia el mercado, con los dos amigos que hablan todo el tiempo entre sí. la rubia se quedó dormida. es un trío en medio de una road movie y vos sólo tenés un pequeño papel, un bolo. sebastián se fue a dormir. vuelven al cuarto, tienen un ipod y su base con parlantes (el líder trabajó varias temporadas en ee.uu) pero no tienen batería. discuten sobre quién tiene la culpa y quién va a ir a la camioneta a buscar el cargador. comentan idioteces. se creen genios en movimiento. te vas. end of socialization.
en la sala de estar del hotel está el grupo de rosarinos super fumados. consiguieron marihuana. pasan unas tucumanas pero, como diría evo, no hay reciprocidad. la esperanza es cuzco, esto es el camino del inca. conversás un rato y te vas a dormir.
Acá en La Paz, ciudad imponente, una olla literalmente. a la noche ves todas las lucecitas de El alto (la parte alta de la olla) y es raro, son como estrellas de colores, o casas con luces, en donde debería estar el cielo.
bolivia es un país de autos japoneses y puertas bajas. al menos en occidente, el andino es lampiño, bajito y morocho. todo indica que sos gringo. un autodenominado amauta (filósofo andino), bastante verborrágico y parecido a evo, nos dice: son de argentina o uruguay. me viene bien estar acompañado porque desde que salí de casa mi sentido de la orientación es igual a cero. quizás debería haber ido a sucre. pero los viajes son bastante estresantes. a la vuelta, maybe.
Tengo cuarto solo (extrañaba la soledad) pero las chicas no aparecen, una amiga por mail dice que hay que diferir la libido hasta Cuzco. Estoy leyendo a un catalán simpático, Josep Plá, sus diarios, y escribiendo el mìo. Al menos para ser conciente de mis torpezas y mi falta de roce social.
Bolivia es un mundo pre-moderno y pre-inflación. Ayer almorcé por nueve bolivianos (4,50$): entrada de mortadela con ensalada + sopa de arroz (genial) + arroz con pollo y fritas + coca.
El regateo en general es difícil:
- ¿Cuánto jefe los halls?
- Dos.
- Uno cincuenta?
- Dos!
- Ok, dos, no se enoje.
En fin, estoy con un grupo de estudiantes de comunicación de la UBA (es difícil dejar la endogamia), son copados y me viene bien un poco de gente mayor (treintañeros) después de tanto muchacho/chica de 22.
me gustaría conocer a alguna italiana o algo así pero como dice Evo estamos avanzando.
estoy en la puerta de mi habitación, en el Copacabana Hotel, Potosí.
la cerradura se traba, está forzada. Junto a mí, Sebastián confía en mi habilidad para reproducir los movimientos del conserje andino.
Aparece una rubia desde el fondo del pasillo y nos dice que si no podemos entrar a nuestro cuarto, vayamos a tomar clericó a su habitación. no todos los días aparecen esas invitaciones.
en el cuarto hay un pibe rubio con ropa nike y un pibe de pelo castaño y ojos culo de botella.
decís cosas que hacen reir a la rubia.
ella es de palermo y estudia fotografía; el de anteojos -el líder, el que hace el clericó: 'emborracha y alimenta', repite todo el tiempo- estudia historia y el rubio hotelería. los dos de bariloche y residen en buenos aires. mañana se van para sucre en la camioneta del de anteojos, después siguen para el amazonas, el rubio se despide de los otros dos -la pareja- y vuelve a buscarlos en dos semanas. dejan a la rubia en la frontera con argentina y suben para perú. vienen de chile. tratan de vender la camioneta chevrolet astro (importada de ee.uu.; no se conoce en argentina). tienen una posibilidad, sino van a probar en paraguay. al poco tiempo estás caminando por potosí, hacia el mercado, con los dos amigos que hablan todo el tiempo entre sí. la rubia se quedó dormida. es un trío en medio de una road movie y vos sólo tenés un pequeño papel, un bolo. sebastián se fue a dormir. vuelven al cuarto, tienen un ipod y su base con parlantes (el líder trabajó varias temporadas en ee.uu) pero no tienen batería. discuten sobre quién tiene la culpa y quién va a ir a la camioneta a buscar el cargador. comentan idioteces. se creen genios en movimiento. te vas. end of socialization.
en la sala de estar del hotel está el grupo de rosarinos super fumados. consiguieron marihuana. pasan unas tucumanas pero, como diría evo, no hay reciprocidad. la esperanza es cuzco, esto es el camino del inca. conversás un rato y te vas a dormir.
Acá en La Paz, ciudad imponente, una olla literalmente. a la noche ves todas las lucecitas de El alto (la parte alta de la olla) y es raro, son como estrellas de colores, o casas con luces, en donde debería estar el cielo.
bolivia es un país de autos japoneses y puertas bajas. al menos en occidente, el andino es lampiño, bajito y morocho. todo indica que sos gringo. un autodenominado amauta (filósofo andino), bastante verborrágico y parecido a evo, nos dice: son de argentina o uruguay. me viene bien estar acompañado porque desde que salí de casa mi sentido de la orientación es igual a cero. quizás debería haber ido a sucre. pero los viajes son bastante estresantes. a la vuelta, maybe.
Tengo cuarto solo (extrañaba la soledad) pero las chicas no aparecen, una amiga por mail dice que hay que diferir la libido hasta Cuzco. Estoy leyendo a un catalán simpático, Josep Plá, sus diarios, y escribiendo el mìo. Al menos para ser conciente de mis torpezas y mi falta de roce social.
Bolivia es un mundo pre-moderno y pre-inflación. Ayer almorcé por nueve bolivianos (4,50$): entrada de mortadela con ensalada + sopa de arroz (genial) + arroz con pollo y fritas + coca.
El regateo en general es difícil:
- ¿Cuánto jefe los halls?
- Dos.
- Uno cincuenta?
- Dos!
- Ok, dos, no se enoje.
En fin, estoy con un grupo de estudiantes de comunicación de la UBA (es difícil dejar la endogamia), son copados y me viene bien un poco de gente mayor (treintañeros) después de tanto muchacho/chica de 22.
me gustaría conocer a alguna italiana o algo así pero como dice Evo estamos avanzando.
lunes, 5 de enero de 2009
Bolivia
bolivia es una experiencia radical (al menos en comparación a la costa atlantica). Stop. Igual está lleno de caretas en busca de indiana jones. Stop. Mucho estudiante de arquitectura de veintidós años con grupo numeroso o en pareja. Stop. Vos por otra parte tampoco sos de san salvador. Stop. Toda una vida de sobreprotección y de pronto estás en una casa de adobe tratando de dormir, en tu cabeza vinchucas y arañas y otros insectos malos, insomnio, compartís cuarto con dos chicas muy católicas de barrio norte que usan expresiones como ‘super ateo’, es divino ese indio, y diminutivos en momentos raros. Stop. Mili y lu. Stop. Se te caen algunos prejuicios. Stop. Las chicas del acento ‘norteño’ y con padres del opus por alguna razón regatean muchísimo mejor que vos y que tu amigo de la matanza. Stop. Tu obsesion por el regateo genera roces con tu amigo. Stop. Vas a tener mucha plata, te dice. Stop. Pensas en contestarle vos seguro que no pero para qué. Stop. salis del cuarto de adobe y ves a tu anfitriona (Lola, 72) sacando a pastar a sus ovejas. Stop. Y a la tarde una con poca suerte es agarrada por Lola. Stop. lo real es una anciana carneando una oveja y el repiqueteo en cámara lenta del animal, la sangre, el marido borracho y rengo llamado anacleto. Stop. anteayer viajé en un banquito en el pasillo de un micro y un boliviano atrás me empujaba la espalda para usarme como respaldo. Stop. lo que no te mata te bolivianiza. Stop. como va todo por aiá?. stop. aca poco ingles y duro el regateo. stop. hora de cuidarme en las comidas por flora intestinal delicada. stop. potosi lindo aunque aspero. stop. la soledad no esta tan mal, aunque por momentos es duro. stop. como dejar de fumar. stop. el tabaco es tu pareja. stop. hasta que deja de serlo. stop. mañana se va mi amigo y me quedo solo. stop. por suerte me proteje diosito. stop. el amor es como la serpiente que sólo pica a los descalzos. stop. eso decía hace un rato un dirigente del MAS respecto al poder judicial. stop. la comunicación es difícil, el boliviano habla otro idioma. stop. pero aprendo un poco de mis torpezas sociales. stop. internet es un espejismo desmaterializador y lo real son las relaciones con las personas. stop. la conexión. stop. conectar y desconectar. stop. amor y desamor. stop. amistad y después. stop. les quiere mucho. stop. su amigo. Stop
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