Voy por mi anti-rubeola. Bici, una enfermera gorda y lenta que le dice a sus compañeras 'está apurado', en referencia a mí. Sí, doy vueltas como gato enjaulado en el pasillo, la tarde no está para estar en instituciones públicas ni en pasillos a menos que te paguen por eso.
Pero después me vuelvo amable, después de todo la gorda es la que tiene la aguja, no yo. Y además es un toque, un pinchecito estatal, casi imperceptible y con un final agradable en hombro.
Anoche internet se colgó, llamé al proveedor y me apareció la voz de Simonetti en Luz Mala: 'todos nuestros operadores están ocupados, por favor, vuelva a llamar, todos nuestros operadores...'. Así que aproveché para borrar basura y hacer un back up y después, del mismo modo que al dejar el tabaco volví a las pastillas y a las frutas, al quedarme sin internet volví al cine. Vi Transiberian (Brad Anderson, 2008) y fue una grata sorpresa.
La cocina se llenó de humo porque madre se olvidó cuatro huevos en el fuego. Pienso en hacer algún chiste primaveral-intimista pero me reservó la humorada para comentarla en alguna reunión con amigos, un ambiente más misógino anti-edípico donde el sentido del texto sea más localista ante la hinchada. O quizás no sea para tanto, sólo que a mi personaje le va bien. Bah, tener una madre positivamente distraída supongo que le viene bien a cualquiera.
Después veo un video que linkea jaramillion dolar baby.
Y la elevada sensación térmica, ¿qué puedo decirte, Pá? Será como dice mi primito flogger:
"el calor es como el sexo anal: hay que relajarse y dejarse llevar."
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