Neurosis digital o autismo positivista

domingo, 15 de junio de 2008

Mafia reloaded


Vamos con amigos del secundario a cumple de Sabri en Sáenz Peña. Llegamos y con el Vasco nos dicen: ¿no ven nada distinto? No. Ayer nos fumamos un porro, el Vasco con un martillo partió unos espejos envueltos en un trapo y nos pusimos a hacer eso. Un árbol pintado de marrón y verde con hojas de pedazos de espejos en toda una pared del living. Grosso (y yo esperando que los videos se carguen en el real player).

Después jugamos al mafia. Si no saben jugar, bueno, se quedan algo afuera. Pero se nos ocurre inventarle nuevas figuras, además de los mafia y los inocentes (básicamente es un juego policía-ladrón).

Nuevas figuras: el agitador (ancho de basto: mafia que debe armar quilombo, acusaciones cruzadas, ideas de complot), el redimido (ancho de copas: es mafia y en tercera ronda se vuelve inocente), el ángel vengador (4 de oro: al morir se lleva a alguien con él; define desesempates en la votación), los bufones (los joker, juegan para los mafia: tienen que entretener cuando el juego decae), el traidor (doce de oro: es inocente y se pasa los mafia en tercera ronda) y el resucitado (doce de copas: lo matan y resucita dos rondas después). Al big papa (un tirano que elige a quien mata influenciado por la votación del pueblo) lo eliminamos. Cartas pares son inocentes, y los impares mafia, eso se mantiene. La sensación general es que estos personajes lúdicos lo complejizan un poco. Sin embargo, Santi, rastas y cresta en la cabeza, me dice: pero están volviendo monárquico un juego que en su concepción era democrático. Eh? Pero mirá que al Big papa lo eliminamos, le digo. Después, Dígalo con mímica. Una dura: Italiano para principiantes. Empezamos ganando y después terminamos últimos. Pero la pasamos bien.
(Próxima entrega "El juego de los dones" (un divertimento peligroso: un juego de cartas estilo Jodete o Carioca donde el que pierde, toma de la jarra que hay en el centro; sólo para espíritus adolescentes o con nostalgie-teen): sólo lo jugué dos veces en mi vida: la primera, en San Bernardo, había una chica que decía que el alcohol le caía mal, la obligamos a jugar y terminó internada en el baño, cerca del coma etílico y atornillada al inodoro; la última vez que lo jugué, en lo de Vanoli, terminé vomitando el lavatorio... a veces olvido que lo mejor es el inodoro; el viernes, por suerte, le di un buen tackle.

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