Tuve el honor de leer 76, de Bruzzone, en una copia anillada, en un inmenso jardín torcuatense. No quiero exagerar como mamá cuando vuelve del cine de ver algo que le gustó y dice 'es la mejor película que vi en mi vida', pero no recuerdo haber leído un mejor libro de cuentos de alguien argentino que esté vivo. Yo qué sé, al menos fue el que más emocionó. Los ojos, en mi caso, se humedecen una o dos veces por año ante una escena cinematográfica que busca generar eso y me convence. Pero con los libros no, nunca. Con 76 me pasó varias veces, todas en la misma tarde (como otro gran y potente libro de cuentos que se lee de un tirón, Música para rinocerontes, de Terranova).
Ah, sí, mañana pizza y champagne gratis (hasta que se acabe, que, sí, casi seguro va a ser como casi todo lo bueno -como esa larga tarde torcuatense, como la lectura de esos dos libros de cuentos, en fin, ya saben, como otras cosas- demasiado pronto) en Podestá, Armenia 1740, 20:30hs, con motivo de la presentación de 'Uno a uno', la antología de los noventa que publicó Mondadori, antologó Grillo Trubba y tengo el bastante inexplicado privilegio de compartir junto a pequeños monstruos como el de 76, el sureño Magnus, el largo y la rubia Tamariscos y otros.
2 comentarios:
Siempre con tu sinceridad.
Así se deberían escribir las reseñas. Da ganas de leer a Rulo.
Brindaremos con champangne
como si fuéramos...
gracias jota
chiquiiiiito, no me pucheriés...
Publicar un comentario