Neurosis digital o autismo positivista

sábado, 29 de marzo de 2008

Villa Real


Vuelvo de hacer encuestas en Villa Real (tras un momento de zozobra, aparecieron mis ansiadas amas de casa y completé mi zona). ¿Por qué se llamará así? Pienso en lo real lacaniano, y me imagino que ese es el sentido del barrio aunque no conozco el barrio ni entiendo el concepto de 'lo real', sumado a que nunca fui muy imaginativo así que al final me termino imaginando Devoto. Pregunto por dónde es, le comento a amigos mi nuevo destino turístico-urbano pero nadie conoce este barrio, es raro, se ve que es chiquito y que tienen un tema con la identidad porque está lleno de carteles. Villa Real esto, aquello, aniversario del barrio. Es pasando Devoto, en el límite de provincia (de hecho podría ser Devoto, y debe haber sido de alguna manera colonizado por el gigante vecino, huele igual, se ve igual, está habitada por gente medio bonachona medio fascista de clase media lavando el auto, mirando partidos de fútbol, hablando de toda la plata que hacen en el campo y de la soberbia de la presi). Supongo que Villa Real debe tener un índice menor de fascistas al estar junto a capital y tener una batalla constante por la nominación. En fin, me tomo el 21, que no sé por qué ahora se llama 108. Saco boleto de noventa, como siempre. Creí que se habían extinguido los chanchos de colectivo (es una función que a veces cumple el chofer cuando te pregunta: ¿hasta dónde vas? un peso, pibe) pero sube uno. Marca los boletos de todos los pasajeros con una línea hecha con una bic roja y después se sienta. Al rato veo que se el viejo se me acerca. Me saco los auriculares.
-¿Hasta dónde vas?
- ¿Por?
- Porque se te terminó el boleto.
- Ah... ¿dónde estamos?
- En Salvador del Carril...
_Ah... voy hasta tomar el 107...
- ¿Dónde? Chacarita?
-No, no, acá a un par de cuadras...
-Bueno.

El chancho se baja. Un pequeño triunfo. Lo mejor que aprendí de mis amigos de derecha es a hacerme el boludo.

Después tomo el 114, llego primero a la cola y tras veinte minutos somos muchos esperando. Cuando llega el maldito bondi dejo pasar a todos, bueno, justo son todas mujeres pero de todos modos es un gesto raro en mí. De hecho había adelante mío un pibe con cara de idiota y guitarra en la espalda. Pero yo tenía la certeza de que había llegado unos segundos antes a la cola, así que había estado pensando mientras esperaba el bondi en subir primero de todos. Al final subí último y las mujeres me miraron bien (una hasta me dijo gracias con una sonrisa). A veces pienso en hacer como un amigo de la secundaria y darle papelitos con mi teléfono a algunas chicas que me cruzo en el subte o en el colectivo pero no me da la cara. Quizás esto de dejar pasar primero a las chicas sea un síntoma de que mi misoginia se va terminando. Podría estar bien, supongo.

Pero por suerte es sábado: mate, pastas y a emborracharse con amigos para estar lo suficientemente anestesiado y así poder soportar el rechazo de todas las mujeres que van a estar en la fiesta a la que iremos.

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