Computadora del Misti hostel. Lenta y cara. El hostel es barato y funciona bastante bien pero te cobran casi todo. El cordobés que creó esta cadena de hostels debe estar en algún lugar de la Polinesia, nadando en algo caro. Los que trabajan en el hostel son argentinos, cordobeses o de Montegrande o San Isidro. El resto, los huéspedes, son ingleses, australianos o neozelandeses. Y dos sudafricanos, dos irlandeses y nosotros, dos argentinos. Todos muchísimo más simpáticos que los israelíes y los norteamericanos, tan acostumbrados a las guerras, a mirar sobre la espalda, a entrar a un cuarto y buscar signos de hostilidad, como si tuviesen un radar infrarrojo. Los dos tienen en el fondo como una necesidad desesperada de carinio, de volver a sentir algo, después de tres anios de ejército y guerra, o de tanto trabajo grasoso en los states, tanta tv y comida y relaciones basura. Los israelies están desesperados por tener sexo, preguntar por hores, prostitutas, necesitan amor, como decía el viejo Klaus, o necesitan algo que les sacaron, esos tres anios que les amputaron al terminar la high school, pero todo sea por ser como el american citizen del cercano oriente. Algunos tienen mirada inteligente y se enojan cuando les preguntás la edad. No pudieron evitar el servicio militar pero tienen algún plan secreto para el futuro. Como si tuviesen entre manos, en el sótano de la casa de sus padres, algunas combinaciones y ensayos que resultan en casi la fórmula de la felicidad. En el desayuno sonaba Damien Marley, uno de los hijos del viejo Bob. Esto es un curso acelerado de Reggae contemporáneo. Lee Perry anoche. Y ahora Groundation. Fuimos a las cataratas, hidro y pileta natural. El calor me gusta, y acá hay calor todo el anio, pero esto de transpirar todo el día aun estando quieto se vuelve algo cansador, aunque tiene su onda. estás escribiendo un mail a una persona que se ha vuelto bastante cercana en los ultimos tiempos y las gotas caen por la espalda. es un sudor más liviano, más de agua. en la compu de al lado hay un pibe llamado blake, vive en brooklyn y tiene un acento dificil, aunque no tanto como los ingleses. estoy practicando bastante inglés, anyway. mejor que el portugués, que como máximo puedo unir dos o tres palabras para comprar algo. hoy probamos bastantes shots de cachaca en una destilería. la clásica es la cachaca gabriela, clavo y canela, como la novela de jorge amado, que se filmó acá. los ventiladores acá por momentos parecen de cartón. la gente transpira. toma cerveza o agua. yace en hamacas. ojea libros. Fuimos a las cataratas, hidro y pileta natural. Relaxing. Unas sudafricanas, madre e hija, me comentan que van a Buenos Aires. Del país de Coetzee, comento. No lo conocen. Después lo deletreo y sí, lo pronuncian distinto, claro, pero no lo leyeron. La gente tiende al analfabetismo, es una cuestión universal. En los hostels la poca gente que lee, lee basura. Ladrillos de un kilo, variantes de Stieg Larsson, gente que debería ser ejecutada por asesinos de árboles (esto es como la dictadura y el nazismo: son todos cómplices: los escritores narcisistas hijos de puta y los lectores idiotizados). Para ti es un lindo lugar para estar unos días y hacer excursiones baratas. La gente se aburre y fuma. Tabaco. Hay mucho argentino en Para ti. Las únicas drogas que se ven en el hostel son tabaco y alcohol, en general cerveza liviana. La principal diferencia entre la cocaína y el tabaco parece ser que el tabaco lo controla EE.UU. y la cocaína Colombia y México. Todo el resto es discutible y hay demasiadas similitudes. Pensá en el café colombiano y en el norteamericano. Ponete a aspirar tabaco, o inyectátelo, y después hablamos. En Río fumé unas secas de un tabaco que te deja mareado por unos segundos largos. Cerca del nocaut. Es un tabaco armado que se fuma en la selva. En el Amazonas y en el Cerrado (Fechado) del Mato Grosso, donde Hans, un brasilero del nordeste con el que compartimos cuarto en Rio Hostel, estudia a los monos. Dice que descubrió algunas especies nuevas. Que estaban en los museos pero nadie les había prestado atención. Suena a Poe. El caso de la especie robada. Tomamos bastante caipirinha y cerveza junto a un grupo de yankis de San Francisco (como en el norte del país, salta o jujuy, se parecen más a los bolivianos, los del norte de los States parecieran ser más parecidos a los canadienses). Al otro día Hans madruga y se va al Museo Nacional de Río a investigar los archivos. Le pregunto si en enero siguen funcionando las actividades en la facultad. Dice que no pero que quiere adelantar trabajo. Extranio para un becario. Tanta autodisciplina, en especial con este calor in eternum. Todo el anio pesadez. Todos los gringos se quedan para el carnaval y nosotros nos vamos. A sufrir a Buenos Aires. A convivir con el edipo y la neurosis, esos inventos portenios. Tengo una cerveza en el freezer. Ya debe estar gelada, no como te la venden acá en el hostel, con ese frío tan portenio que vuelve a la cerveza otra cosa. Pis o jugo de manzana agrio y demasiado diluido. El frío de la cerveza es brasilero, para ellos es una cuestión sagrada. Si no está helada no te la venden. No quieren ir al infierno y tener que convivir con argentinos o chilenos. A todos los que les digo que soy de Buenos Aires me dicen great city o algo así. Yo digo gracias, o no digo nada, o digo sí, no sé. La ciudad en la que uno nació es como los padres: a veces los querés, a veces no, pero no los podés cambiar. Son y serán. Ahora empiezo a preguntar why. Los ingleses tan correctos se desconciertan. Why. Soy el argentino molesto. Ayer casi le digo a una pareja de Bristol que hacían una linda pareja, pero que podrían besarse más. No sabía si eran pareja o no y hace como cuatro días que dormimos juntos. Juntos en el mismo cuarto. En la cama de abajo de la mía duerme una amiga de ellos que se llama Emma. Habla muy rápido y es very british. Se rasca todo el tiempo y come manteca de maní. Trajo de inglaterra su propio pan. Debe tener algún problema obsesivo compulsivo pero mejor no le digo nada, me gusta esa cosa polite de los ingleses. Ser amables, total vamos a compartir unas cervezas y ya. Have a nice life. Aidan es de Manchester United, odia a Tevez, dice que Argentina nunca podrá ser campeón como un manager como Maradona y que ellos dependen de Rooney. Que son candidatos. Les recuerdo que si llegan a semifinales los espera Brasil. Lo que hacen en la playa con la pelota algunos grupos de brasileros es increíble. Es un juego interesante: mantener la pelota en el aire el mayor tiempo posible. Pasándola. A veces también juegan chicas. Cabezazos rápidos a los pies del companiero que está a cinco metros. Tacos a un metro y medio de altura que terminan en los pies o en el pecho o en la cabeza de un companiero. Supongo que de acá viene el famoso jogo bonito. Los ingleses son simpáticos pero tienen esa cosa que tienen los cariocas, los yankis y los franceses. Esa cosa de que son o fueron un imperio. Y entonces es como si todos fuesen pequenios accionistas de ese imperio de antanio. Aunque seas un borracho semi analfabeto de Ohio o de Bristol o de Copacabana o de Marsella o de Perth. Alguna vez perteneciste al imperio, por lo tanto de alguna manera siempre serás parte de él. Dicen que los cariocas son los peores. Los taxistas no te hablan ni te miran. Como si tuvieses lepra. Como si el inglés o el espaniol fuesen los idiomas de los leprosos que no saben jugar al fútbol. En Brasil sólo se habla portugués. Todo imperio sólo habla su propia lengua. Un argentino les pregunta los ingleses cuál es su segunda lengua. Se ríen. Si nuestra lengua materna es el inglés, o portugués, para qué necesitamos una segunda lengua, eh.
1 comentario:
Hahaha!!!! Vivo en Bahia, vivi dos años en Buenos Aires, ciudad que me encanta absolutamente!!!!... Che, pero no me venga a decir que los brasileños piensan que son, o fueran, del impero... Y los argentinos???? Los cariocas, es verdad, son un poquito insoportables, acá los llamamos "malandros", pero a nosotros bahianos nos llaman preguiçosos.... Al final, todas son maneras de alejar a la gente. Pena que no se dan cuenta.
Buenisimo el texto, me diverti mucho.
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