Neurosis digital o autismo positivista

sábado, 5 de enero de 2008

26



De lo que leí en Neuquen fue lo que más me gustó. Afinidad, supongo. Primero pensé es el Urman neuquino. Pero no, no tiene esa seguridad ni esa lucidez demoledora. Le gusta mucho el alcohol, eso sí. Ahora pienso que podría ser mi doble neuquino, aunque en realidad es él, que, a diferencia de mí, hace tres años que pasó sus 26.


Se había convertido en una figura mítica. El 26, el primer día que llegamos a Neuquen fuimos a una plaza, nos subimos a los juegos en el arenero para que un fotógrafo nos saque una foto para el diario de Río Negro. Alguien gritó ahí viene Watkins, esperen. Watkins llegó justo para la foto, saludó, dijo que iba a dormir una siesta y nunca más volvió hasta el domingo 30 de los Villancicos vrutales II. Su lectura no fue de las que más me gustó, pero su libro (pequeño, transparente, conciso, honesto) me encantó. Regaló e intercambió algunos ejemplares de su libro a/con algunos 'porteños'. Cuando se enteró de que yo lo había comprado, me dijo que vuelva a agarrar esa plata, que la gaste en cerveza, y que él me regalaba el libro. Pero compré otra cerveza y me olvidé. El último en leer fue Oyola (un capítulo de Chamamé), el presentador (Levin) cerró la noche y Watkins, acodado en la barra de afuera, dijo qué buen quilombo que armó Jaramillo. TW forma parte de un grupo de poetas neuquinos llamado "Celebridades".



Lo de Jaramillo y los hermanos Kalamicoy también me gustó mucho. De lo que escuché o leí de la poesía neuquina, me pareció más politizada y lírica, y eran más, eso sí, en el bando porteño eramos casi todos narradores (salvo Chavar y, en este caso, Levin) y ellos, los neuquinos, los otros trece aprox que hacían los maratónicas 27 lecturas, eran casi tod@s poetas. En fin, el río, la ciudad, los bares, los asados, la gente, el albergue municipal y el viejo teatro (un bar) que consiguió Jara, las bandas, todo muy lindo.



El resto, conversaciones, humor, alguna discusión, lecturas, canciones (los tangos de Levin, las baladas de Urman, las improvisaciones de Valle, Funes y los anteriores dos, el grunge de Jara, las de Alanis Morisette de Guillermina), el tutti frutti mental de Urman, el potente cuento porno que nos leyó Vigna (La Creciente organizó un concurso de cuentos porno llamado Carne -primer premi: quince kilos de asado; segundo, dos de chorizo- y Vigna sacó la primera mención), las fotos y el humor de la Maga y Lunita, pegar carteles del evento en la avenida Argentina, el estado Rombolá (su modo de leer su lista de cosas para hacer en el verano), los tatuajes de Sasha, novio de Nadia, que es amiga de Paz, que es novia de Levin, Castelli marcando los pasos de tango mientras leía en el patio del bar neuquino, Cecchi con el micrófono en una mini pileta, abrazando a una jirafa inflable que llevó para su lectura, perder cuatro cervezas contra Levin (un maestro de la improvisación, para presentar lecturas o para jugar al truco), Urman, Chavar y Funes yéndose al amanecer al casino de Cipoletti. Siempre un toque de marihuana y siempre mucho mucho alcohol. Algunos nos volvimos a la semana y otros siguieron rumbo hacia Junin de los Andes y otros lugares. De todos modos, esto no es mucho más que un comentario sobre 26, la crónica posta del viaje la hará Funes.



Ah, feliz año y todo eso (quisiera conseguir una foto de Urman besando al lechón que Funes y Valle hicieron para año nuevo pero todo no se puede).

"¿cuántas veces 26?

¿cuánto hay de belleza
o de odio al instante?

Porque no es
lo que nos hacen creer
no hay ídolos que arrancar de cuajo
no hay vírgenes aguardando en los campos
no es material de quinielas
tampoco shakti
ni comidas light
ni copetín al paso

la cábala se arremanga los lienzos
buscando justificarse

y por qué
si no hay más que un período de barbas
y pelos que se caen
algún éxito escolar
arando tu cabeza
la panza sin pedir permiso
se alimenta de las formas
que añorás del pasado

todo se cae

¿y por qué el idioma de los chicos
del amor y de los árboles
se volvió a dormir la siesta a cualquier hora?
también
desvelarse sin motivos
o notar que la voz ya está vieja

comparamos la alegría
con los bocetos que de ella
enterramos en el patio

cuando hablábamos el idioma de los chicos

cuántas veces 26
y para qué

*

volvemos a empezar
cada mañana

los años nos van dejando
una herida recostada en la frente
de ella se alimentan
y de tus dudas
las pesadillas duraderas

26 es lo inmediato
una lengua de hielo en tu cuello

26 son las formas
de estallar

después de 26
en soledad en caída libre
llevaremos el deseo de la mano
esperando



*

bebo
ya se fue la luz del día
me contenta saber
tu nombre y este miedo

bebo
mi hígado tiene el tamaño del mundo
es el vino
lo que te mata y te hace más fuerte

(...)

el vino se acabó

voy a dormir
para soñar una bodega
que lleve mi apellido

cuando estás borracho
sos una babosa vertical
que se frota en las paredes del contexto

lasciva como el que va lento
a ninguna parte"

(26, fragmento, Tomás Watkins, poeta neuquino, Ed. el suri porfiado, Bs. As., 2007).

(Fotos de Zina y Oyola).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

kerido, si le sirve, le mando una del lechón antes de morir... ;)

Anónimo dijo...

¡Eso seguro!¡No soy ni lúcido ni demoledor! Ja, la pasamos lindo, me colgué unos días lo admito (nadie duerme una siesta de 72 horas a menos que esté muerto) pero alcanzamos a cambiar un par de palabras y libros.
Ya nos veremos cumpa, un fuerte abrazo.

Tomás W.