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"En el fondo es una cuestión de grado – continuó -. En cierto modo, todo es kitsch. En conjunto, la música es kitsch, y el arte, y hasta la literatura. Casi por definición, cualquier emoción es kitsch; pero también cualquier reflexión e incluso, en cierto sentido, cualquier acción. Lo único que no es kitsch en absoluto es la nada."
(La posibilidad de una isla. Michel Houellebecq)
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"Pero ahora repito y subrayo que tanto los individuos voluntariosos como los hombres enérgicos son activos porque son estúpidos y limitados. ¿Cómo explicar esto? Pues de la manera siguiente: a consecuencia de su limitación toman por causas primarias las que sólo son secundarias aunque inmediatas y , por lo tanto, se persuaden más pronto y fácilmente que otras personas de que han hallado una base firme para sus actos y con ello se tranquilizan, cosa que, como se sabe, es lo que en realidad importa. Al fin y al cabo, para obrar se precisa ante todo que el individuo esté absolutamente seguro de sí mismo y no tenga duda alguna."
(Apuntes del subsuelo. F.M. Dostoyevski).
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"¿Cómo quiere que un escritor sea púdico? Es el oficio más impúdico del mundo; a través del estilo, de las ideas, de la historia, de las investigaciones, los escritores no hacen otra cosa que hablar de sí mismos, y además con palabras. Los pintores y los músicos también hablan de sí mismos, pero lo hacen con un lenguaje mucho menos crudo que nosotros. No, señor, los escritores son obscenos; si no lo fueran, serían contables, conductores de tren, telefonistas, serían gente respetable."(Higiene del asesino, Amélie Nothomb).
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"(...) Son los lectores-rana. Constituyen la inmensa mayoría de los lectores humanos y, sin embargo, no descubrí su existencia hasta muy tarde. Soy tan ingenuo. Creía que todo el mundo leía como yo; yo leo igual que como: no significa únicamente que lo necesito, significa sobre todo que entra dentro de mis cálculos y que los modifica. Uno no es el mismo si ha comido morcilla que si ha comido caviar; uno tampoco es el mismo si acaba de leer a Kant (Dios me preserve de hacerlo) o a Queneau. Por supuesto cuando digo “uno” debería decir “yo y algunos más”, ya que la mayoría de gente emerge de Proust o de Simenon sin inmutarse, sin haber perdido ni un ápice de lo que eran antes y sin haber adquirido un ápice de más. Han leído, eso es todo: en el mejor de los casos, saben “de qué se trata”.
(Higiene del asesino, Amélie Nothomb)
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(tomadas de estanoesmivida.blogspot.com)