Neurosis digital o autismo positivista
lunes, 9 de mayo de 2011
Más allá de twitter: adicciones 2.0
Un amigo me dice que a su padre le hicieron un stent, que ya no puede fumar y tiene que salir a caminar, cuidarse en las comidas y 'tener pocas emociones'. Es sintomático como asociamos las emociones al tabaco, la cocaína, las bebidas blancas, las redes sociales, el sexo con colegialas o estrellas porno y las comidas hipercalóricas, como si el resto -las experiencias más alejadas del marketing como tomar agua, salir a caminar y coger con tu novia- fuesen grises para ancianos. Como si lo otro (tomar cocaína mientras twitteás desde el box de un baño vomitado y buscás alguien con quien tener sexo seguro pero no tanto) fuese tan emocionante. Hacerlo una vez es emocionante, hacerlo durante toda la década de los veinte y los treinta se debe parecer al purgatorio de los autistas que hacen un arte cool del grado cero de la emoción (nada mejor como las pantallas para diferir por siempre la emoción).
Por su parte, el tabaco sigue haciendo su trabajo silencioso: "En la actualidad el tabaquismo es la principal causa de muerte prevenible en el mundo porque puede provocar cáncer (de pulmón, riñones páncreas y vejiga), EPOC y enfermedades cardiovasculares."
Y la coca es un gusano que se metió alguna vez en tu cerebro y cada tanto se despierta. Un troyano en estado latente listo para clavarte los colmillos en los nódulos linfáticos. Después de alguna socialización entre pares, uno le dice a otro si podés traeme para después un poco de ayudín. Recuerdo los momentos de adrenalina líquida y estoy tentado en sumarme al proyecto, al armado K, pero después recuerdo la resaca, la jaqueca, el insomnio, el cuerpo exhausto todo el día después y por suerte me quedo en el molde y no les twitteo nada.
Porque la merca es como el tabaco y twitter y FB y la tele: son inventos y consumos geniales, el problema para una parte importante de la humanidad (entre la que me encuentro) es la dificultad para hacer un uso medido de estos muchachos. Consumir una o dos líneas por día, un vasito de tinto en la cena, una o dos secas, dos cigarrillos dailies, cuatro twits, cinco comentarios en muros y veinte minutos de g-talk. Pero el que no tenga personalidad adictiva que arroje el primer follower, compañeros. Porque las redes sociales también hacen su trabajo silencioso.
Hace unos meses, un sábado a la noche que había un concurso de twits y mis amigos hiperconectados de la banda ancha estaban frente a la compu mientras otros hacían asados o tragos, dejé twitter. Las primeras semanas sentí el una vez más el latigazo de la abstinencia. Recordaba el cuerpo de mi twitter, tomaba conciencia de que lo había dejado morir y sentía una infinita tristeza. Pero empecé a leer libros otra vez. Y ahora, podría sonar un poco retro para algunos, pero leo varios a la vez, como en los old times del siglo XX.
A un amigo que solía escribir mucho más que 140 caracteres y era una de las esperanzas blancas de la literatura le comento que hice un post en mi blog y me dice: '¡pero no lo viralizaste!' Y no, si no tengo Facebook ni Twitter, ¿querés que lo viralice por Linkedin? No, ahora estoy en el camino vintage del tao analógico. Como los ex adictos recuperados del paco, ahora ya no robo (libros o quesos) sino que los compro (usados o en ofera).
El fin de semana estuve en otro asado donde mis amigos mediáticos e intelectuales no paraban de mirar y escribir en sus smartphones. Venían de estar toda la semana encerrados en sus casas y twitteando, se juntan con sus amigos de twitter a comer un asado y qué hacen (los más adictos): siguen twitteando al vacío! Chicos sanos, que hace un año no sabían que era el porro y ahora...
cuerpos sin vida, miradas perdidas en mini pantallas, ojeras, palidez extrema, sobrepeso, tabaquismo, bruxismo, insomnio, parkinson, trastornos de la atención, todo por el flagelo de twitter...
Con las drogas duras no se jode, che. No caigamos todo el tiempo en las trampas del consumo. Está bueno que sean 12 gigas de espacio los de gmail pero para qué necesitamos chequear treinta veces por día que esos gigas siguen existiendo en tu solitaria casilla de mail. Dicen que lo más importante que hizo el gobierno fue que los sectores populares puedan comprar sus plasmas en Frávega. Me encantan las 50 o 12 cuotas sin interés, ¿pero de verdad necesito esa cafetera express o ese cuchillo eléctrico para dejar la cocaína o esos chicles de nicotina para dejar de fumara? La historia se repite: los europeos y norteamericanos hicieron el efectivo marketing del alcohol, los shoppings y el tabaco (como se ve en la vedette de las series, Mad Men) y nosotros los 'indios' de la periferia nos volvimos los principales consumidores. Y aguante Coto, Frávega, Garbarino, Malboro, Sprayette y los choripanes gratis y el lomo en cuotas.
Será un poco paranoico pero creo que hay que desconfiar de todo lo que te da demasiado sin pedirte nada a cambio: la tele, Movistar, el programa de Fantino, Personal, Feinmann, Claro, Speedy, Barone, Arnet, Facebook, las bicisendas, los bancos y las tarjetas de crédito, TN, Frávega, THC, 6-7-8, Google, Cuevana, el tabaco, la coca y twitter.
Tal vez el gobierno sea como Google, gmail y Twitter. Ok, el mundo es mucho mejor gracias a ellos y el resto de los navegadores, servicios de mail, opciones políticas y redes sociales son una mierda, pero no por eso voy a tatuarme una K en el pecho o la ballenita de twitter en la cola.
Le paso el texto a mi amigo hiper-lucido a favor de la viralización y me dice que leer libros está bien y twitter también, y que el modo de regular los consumos no puede ser por medio de la represión. Bueno, él escribe para las masas de jóvenes sobrealfabetizados de clase media, yo escribo para tratar de influir sobre mis amigos y conocidos ciberadictos, con la esperanza de salvar al menos un alma del rebaño. Ponele. En realidad escribo estas misivas para mí, siento que es como un mantra que me aleja de mis consumos maníacos. También es la estrategia leffortiana-laclausiana: construcción del enemigo y polarización. O estás con nosotros o no. O Cristina o el caretaje esquizo y tosco de la derecha o el alunizado troskismo idealista-adolescente. La merca es como twitter y el embarazo y el peronismo. O estás o no estás. Cuando estás adentro te sentís en el centro mismo del mundo, pero cuando el efecto baja te sentís el peor paria, un cabecita negra que no consigue ni dos mangos para pagarse la popu del domingo.
Por eso, una vez más, contra la alienación digital, las drogas duras y el neo-setentismo blogger que cree que una revolución social es algo que se puede viralizar en una ventana del Chrome/Firefox/Explorer/Safari mientras en la otra se ve porno y en otra se chatea: ni olvido ni perdón, compañeros.
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3 comentarios:
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Me gusta mucho, pero no puedo estar de acuerdo. Es cierto, los que tendemos a los excesos tenemos que aprender a regular. Pero es ilusorio y decimonónico pretender que no vamos a vivir cada vez más conectados. Probablemene seamos la última generación que pueda tener, dentro de todo, una vida fuera de la conexión. Internet es el lugar donde vivimos, por ejemplo, acá.
Guarda Faco que esa trampa del consumo de las empresas de Internet de 'conectado/desconectado' puede ser engañosa. Por ejemplo, lo de que todos están o van a estar en Twitter. Pero bueno, cada uno hace con su tiempo y su vida lo que quiere y le sale.
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