Tiempo de lectura: 2 cigarrillos.
Calificación del arrepentido y undercover 'Cacho': 4 Sandritos y medio.
La ciudad impone ritmos maníacos. La ambición es humo, ansiolíticos y polvo blanco. Las ganas de fumar acechan en todas partes. Cuentas que hay que pagar, finales que hay que aprobar, discusiones políticas con amigos de la primaria que terminan con ganas de quemar Facebook,
el alcohol, los familiares, las mujeres, la prensa, Internet, los mails que son como el mundo o Hollywood (casi nunca te dan lo que querés en el momento en que lo deseás o necesitás), las encuestas, las noticias diarias sobre los 'éxitos' de la policía anti-narcóticos en el noroeste del país, el sufrimiento de mis amigos rastamanes, River y su eterna depresión abulíca (viendo jugar a River comprendo que el hundimiento del Titanic no fue por un iceberg 'real' sino por una masa amorfa de ansiolíticos que yacía en los estómagos de todos los pasajeros del plantel millonario), la apasionante lucha por el descenso entre Gimnasia, Racing, Central, Chaca y la clase media bohemia-humanista.
En fin, diversos factores atentan contra nuestros estabilizados niveles de ansiedad, angustia y stress pero resistimos aferrados a las mentitas, los licuados, la catarsis evangelista anti tabaco cuando estamos alcoholizados en terrazas o jardines donde el tiempo se detiene y los encendedores se accionan maníacos incandescentes brillosos perfectos, pero recurrimos a todos porque escribimos de este lado, nos aferramos con desesperación al exceso de ingestión de grasas y azúcares y a cualquier pileta o Lic. en psicología a quien podamos aferrarnos por un rato.
Como diría el mainstream rastafari Fidel, hay gente que se gasta dos dólares por día metiéndose sustancias cancerígenas, tratando de distraer el management sobre sus niveles de ansiedad y angustia llenando sus venas de humo, alquitrán y nicotina, y hay gente que no. Yo no. Una década fue suficiente. Por supuesto escribo esto para reafirmarme, como el cura que todos los días reafirma su elección monogámica con Dios para alejarse de la tentación exogámica que en muchos casos deviene en pedofilia. Por favor Dios alejame del tabaco y de los menores de 18.
Alejame de la prostitución, de la cocaína, del marketing, de la televisión, de Twitter y Lucky Strike.
Alejame de El Familiar que acecha en los túneles del inconciente, de los parientes, amigos de derecha y ex's que acechan detrás de las paredes de Facebook. Alejame del descenso. De los siniestros exhibidores de tabaco que acechan en los kioscos con luces de neón. De las películas que ganaron un Oscar. De los libros de maní que se promocionan en las reseñas de los suplementos culturales. De los rentistas poetas audiovisuales que se creen elegidos por el Dios Artie para desarrollar su impoluta obra de gracia artística en los campos de algodón palermitanos. De la adictiva comodidad de la pantallas azules.
Alejame del gastado olor del tabaco. De las imagenes de duros cowboys arriando toros entre el estilizado y sexy humo que deviene en problemas renales y suaves rubias haciendo snowboard con un cigarrillo entre los labios y un sugestivo escote en V que deviene en cáncer de mama.
Recordemos a Lynch. Pensemos en un comercial lynchesco contra el tabaco. La seductora y viril juventud, los momentos de alegría, placer y decisionismo. Todos junto a la cajita del fálico placer oral. Típicos sonidos lynch de cuerdas hechos por Angelo Badalamenti remiten a pesadillismo soft. Lento fade out de imagen y estridentes cuerdas.
El mismo cowboy mujeriego que seducía a todos con su guitarra (donde siempre colgaba un atado de Lucky) ahora yace convaleciente en la cama de una clínica privada. Pero no ha perdido la magia. Una pareja amiga viene a visitarlo. Miradas incómodas en el ascensor. Cartelito de prohibido fumar. Los dos llevan parches en los brazos.
Llegan frente a Joe Camel y le regalan un chocolate que el cowboy deja en la mesa de luz mientras pregunta por cigarrillos (guiña un ojo a lo Cacho Castaña y hace el gesto del pucho). Como Laiseca en El Artista pero ya sin voz: pucho, pucho. Ellos niegan con la cabeza. El cowboy se descubre incómodo incomodando y para salir del momento culpógeno ensaya una melodía alegre con el tubito con el que respira desde su cuello a partir de su traqueotomía (hay cánceres peores y somos inquebrantables). La traqueo-music empieza a sonar estridente y algo siniestra. Fade out de la traqueo-music que es reemplazada por el sonido de la máquina del enfermo en coma. Sonido continuo.
Fundido a negro. La pareja de los parches vestida de negro en el cementerio con los ojos rojos. Cielo gris y húmedo. Plano detalle de la lápida.
Carl Marlboro. 1960-2010. ¿Tenés fuego?
Pero basta de ensoñaciones autistas que el loco Lynch sólo filma publicidades de cigarrillos y sigue fumando (ya no quedan ídolos).
Pero Lynch, como todos, pagará sus deudas ante el señor.
A cuántas personas te cogiste para estar dónde estás.
Cuántos cigarrillos fumaste. Cuántos convidaste.
A cuántos curas pedófilos y nazis cobijaste y a qué gobiernos te opusiste.
De qué lado jugabas. Y no me digas otra vez que no sabías.
Eras el que le convidaba un cigarrillo al pibe virgen de tabaco y el que se acercaba a felicitar a la unión democrática de la oposición o no.
A quiénes ayudaste. A quiénes hiciste fumar. A quiénes ayudaste a dejar (creo que voy 2-2, me gané un digno purgatorio: como abogados defensores para pelear contra el estudio de abogados de Philip Morris quiero a Allen Carr y al Padre Farinello).
Todos tenemos nuestras mañanas judeo-católicas. Supongo que peor sería tener mañanas árabe-musulmanas.
Hoy me desperté con una certeza AK-70 en forma de torres gemelas. Dios me dijo que quienes inventaron el tabaco y las películas dramáticas de venganza que son festejadas en fiestas californianas debían morir.
Parisinos. Gitanos. Camello. Particulares. Virginia adelgaza. Parlamento. Próximo. Golpe de suerte. Los nombres de marcas de cigarrillos al traducirse parecen perder parte de su aura erótica. Dame unos Virginia adelgaza. Sí, los light mentolados. ¿Aumentaron? Bueno... este país...
La vida pasa mientras nos peleamos por las miserias diarias y nos dan ganas de fumarnos lo que haya cerca. Hay fumadores que nacen y fumadores que mueren.
La vida puede ser un instructivo paseo libre de humo o una idiotizante carrera contra la nada (aferrado a un chupete inflamable que reemplazás cada cinco minutos). Y, por supuesto, algunas noticias nos reafirman en el camino del Señor (Bob).
Aún no es tarde (y no hay por qué seguir en todo al maestro Roberto Sánchez).
Take your choice, Cacho.
Internaron nuevamente a Cacho Castaña
Esto podría pasarte a vos, a mí: take your choice, buddy boy
Sintió un dolor en el pecho y fue trasladado con urgencia al Instituto Cardiovascular de Buenos Aires para realizarle diversos estudios por sus problemas cardíacos y su adicción al cigarrillo.
El cantautor Humberto Castagna, más conocido como Cacho Castaña, fue internado de urgencia anoche en una clínica del barrio porteño de Belgrano, en la que comenzó un "chequeo cardiovascular" relacionado con su adicción al cigarrillo, informó a DyN su médico personal Alfredo Cahe. Según trascendió, el autor de Café la Humedad ingresó en el Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA), situado en la calle Blanco Encalada 1543, luego de haber sentido un fuerte dolor en el pecho.
"El problema de él es el tabaquismo", resaltó el profesional al referirse a la enfermedad producto de la cual falleció el cantautor Roberto Sánchez, más conocido como Sandro, el 4 de enero último.
Cahe trató de quitarle trascendencia al problema de salud de Castaña, sosteniendo que su internación "estaba prevista, ya que tenía este lapso libre entre sus presentaciones". El último 6 de noviembre, el cantautor había sido internado en el Sanatorio Los Arcos para un chequeo médico debido a cálculos renales. Además, el 15 de abril anterior, también fue internado en el mencionado sanatorio, luego de que sufrió un cuadro de descompensación general.
Cacho Castaña había sido asistido en septiembre de 2008 en el mismo centro de salud, por bronquitis aguda. En 2005, el cantante popular fue intervenido quirúrgicamente por un equipo de cardiólogos que le colocaron tres stents.
Fuente: DYN