Neurosis digital o autismo positivista

jueves, 24 de mayo de 2012

miércoles, 16 de mayo de 2012

Welcome to thirties

Siempre te cuesta despertarte pero es un mal familiar, nada que hacer por ahora. Pero desde que te levantás trabajás. Dejaste las redes, los almuerzos largos, los periplos domésticos. Vas a la oficina llena de adorables hipsters, hacés tu trabajo, no sabés bien qué es ni por cuánto tiempo más durará pero sentís que aprendiste finalmente a hacerlo. Anochece, te vas, cocinás, cenás con tu mujer, ella se va a dormir y vos te quedás mirando videos en la red. Al otro día igual. El fin de semana te emborrachás un día con tus amigos y el otro hacés streaming o, si hay consenso, salís con tu mujer a compartir algún evento cultural. Hay amor y enamoramiento, afinidad y momentos lindos pero, como dicen "los adultos", también hay cansancio semanal. Días largos y compromisos diversos. Cada tanto te encontrás con alguien que te pregunta si seguís tocando la guitarra. Decís que no, que sólo tocás la guitarra en asados o en esporádicas escapadas al Delta. Y es verdad. Pero siempre soñás con volver. Llamar a la banda. Desempolvar las púas. A veces tenés insomnio y a veces un sueño recurrente. Una selva profunda. Tenés casco y uniforme de ranger. Pero en el cuerpo sos puro miedo. Adrenalina y sudor frío. Corrés en cámara subjetiva. Olor a plantas y animales. Te acordás del Delta. Ves una serpiente y te hacés pis encima. Arañas del tamaño de tu mano. Deberías haber tratado en el diván ese temita de la aracnofobia. O haber traído pañales. Activás la luz del casco. El gps sigue sin funcionar. Por suerte encontrás una luz a lo lejos. La seguís. Una fogata atrás de los árboles. Te acercás. Saludás a un anciano indígena que fuma una pipa al otro lado del fuego. Dice algo inentendible pero por suerte tenés activados los subtítulos del casco. "Bienvenido a los treinta, amigo."